Ernesto
Cardenal (1925). Nació en Granada, Nicaragua. Poeta, político, escultor y
sacerdote católico —destacado representante de la Teología de la liberación. Estudió
en la Universidad Nacional Autónoma de México y la Universidad de Columbia en
Nueva York. Posteriormente viajó por varios países de Europa. Entró al monasterio
de Gethsemani en Kentucky, luego de participar de la Revolución de Abril de 1954 contra Anastasio Somoza García. Estudió
teología en Cuernavaca, México. En 1965 se ordenó como sacerdote. Fundó una
comunidad cristiana en una de las islas de Solentiname. Colaboró con el Frente Sandinista
de Liberación Nacional, y fue Ministro de Cultura de dicho gobierno, tras la
caída de Somoza Debayle, “Tachito”. Su libro Epigramas,
fue publicado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en 1961.
Tú no mereces siquiera un
epigrama.
Te doy, Claudia, estos versos,
porque tú eres su dueña.
Los he escrito sencillos para
que tú los entiendas.
Son para ti solamente, pero si
a ti no te interesan,
un día se divulgarán tal vez
por toda Hispanoamérica
Y si al amor que los dictó, tú
también lo desprecias,
otras soñarán con este amor que
no fue para ellas.
Y tal vez verás, Claudia, que
estos poemas,
(escritos para conquistarte a
ti) despiertan
en otras parejas enamoradas que
los lean
los besos que en ti no despertó
el poeta.
Esta será mi venganza:
Que un día llegue a tus manos
el libro de un poeta famoso
y leas estas líneas que el
autor escribió para ti
y tú no lo sepas.
Me contaron que estabas
enamorada de otro
y entonces me fui a mi cuarto
y escribí ese artículo contra
el Gobierno
por el que estoy preso.
Imitación
de Propercio
Yo no canto la defensa de
Stalingrado
ni la campaña de Egipto
ni el desembarco de Sicilia
ni la cruzada del Rhin del
general Eisenhower:
Yo sólo canto la conquista de
una muchacha.
Ni con las joyas de la Joyería
Morlock
ni con perfumes de Dreyfus
ni con orquídeas dentro de su
caja de mica
ni con cadillac
sino solamente con mis poemas
la conquisté.
Y ella me prefiere, aunque soy
pobre, a todos los millones de Somoza.
Ah tú despiadada,
más cruel que Tachito.
Yo he repartido papeletas
clandestinas,
gritado: ¡VIVA LA LIBERTAD! en
plena calle
desafiando a los guardias
armados.
Yo participé en la rebelión de
abril:
pero palidezco cuando paso por
tu casa
y tu sola mirada me hace
temblar.
Al perderte yo a ti tú y yo
hemos perdido:
yo porque tú eras lo que yo más
amaba
y tú porque yo era el que te
amaba más.
Pero de nosotros dos tú pierdes
más que yo:
porque yo podré amar a otras
como te amaba a ti
pero a ti no te amarán como te
amaba yo.
Somoza
desveliza la estatua de Somoza en el estadio Somoza.
No es que yo crea que el pueblo
me erigió esta estatua
porque yo sé mejor que vosotros
que la ordené yo mismo.
Ni tampoco que pretenda pasar
con ella a la posteridad
porque yo sé que el pueblo la
derribará un día.
Ni que haya querido erigirme a
mí mismo en vida
el monumento que muerto no me
erigiréis vosotros:
sino que erigí esta estatua porque
sé que la odiáis.
Tal vez nos casemos este año,
amor mío, y tengamos una casita.
Y tal vez se publique mi libro,
o nos vayamos los dos al
extranjero.
Tal vez caiga Somoza, amor mío.
¿No has leído amor mío, en Novedades:
CENTINELA DE LA PAZ, GENIO DEL
TRABAJO
PALADÍN DE LA DEMOCRACIA EN
AMÉRICA
DEFENSOR DEL CATOLICISMO EN
AMÉRICA
EL PROTECTOR DEL PUEBLO
EL BENEFACTOR...?
Le saquean al pueblo su
lenguaje.
Y falsifican las palabras del
pueblo.
(Exactamente como el dinero del
pueblo.)
Por eso los poetas pulimos
tanto un poema.
Y por eso son importantes mis
poemas de amor.
Uno se despierta con cañonazos
en la mañana llena de aviones.
Pareciera que fuera la
revolución
pero es el cumpleaños del tirano.
Por pura casualidad llegue a tu blog...
ResponderEliminarTal vez no fue por pura casualidad como arriba te digo...a veces encuentro joyas...sin buscarlas...y hoy he hallado una...te felicito.
Cuqui Cayro
-Cuqui: ¡Qué gusto! Es un placer conocerte -aun cuando sea virtualmente. Ya visité tus blogs -de hecho, ya me inscribí como seguidor del literario. Por lo que percibí someramente, compartimos el cariño por el gran Cardenal. Sin embargo, en el decurso tengo la certeza de que comulgaremos en más autores.
ResponderEliminarAgradezco tus comentarios: me halagan y me inspiran para continuar con esta labor.
Al igual que tú, no soy un "escritor" -al menos no como comúnmente se entiende: es decir, no figuro en el medio literario de mi país. Sin embargo, esto no me impide que guste de la literatura -sobre todo de la poesía, la cual escribo, leo y traduzco.
Te mando un entrañable saludo desde México.
P. D. No creo en las "casualidades", creo en las "causalidades", y creo que ésta -el que nos encontremos- es una de ellas -muy afortunada, por cierto.
Grande ¿Son todos los epigramas o faltan algunos a Myriam? Paz y Bien
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