Bitácora de literatura: traducción de poesía, sátiras, poemas, fábulas, epístolas, epigramas, aforismos, crónicas, antologías...

miércoles, 24 de abril de 2013

Proverbios, aforismos y refranes de Mesopotamia. Homenaje a Ángel María Garibay Kintana.


Para Ana Delgado.



La literatura, aun en sus etapas iniciales,
es el medio mejor de unión de los hombres.

Ángel María Garibay, Voces de Oriente, pág. 10.






Voces de Oriente, Antología de textos literarios del Cercano Oriente.
(Editorial Porrúa, México, 1964).





Hallé este libro sin buscarlo: así tienen lugar los encuentros más afortunados de la existencia humana.

Acudí a la calle de Donceles, donde hay varias librerías de ejemplares antiguos. Iba en pos de libros sobre Mesopotamia, y el hallazgo de Voces de Oriente, del que desconocía su existencia, fue agradabilísimo, y aún más cuando me costó menos de 30 pesos mexicanos.

Durante su lectura en los siguientes días, concebí la idea de preparar una entrada en esta bitácora para homenajear a uno de los eruditos más generosos que ha dado este país: Ángel María Garibay Kintana, cuyas traducciones del poeta texcocano Nezahualcóyotl pueden consultarse en este espacio.

Decidí hacerlo seleccionando algunos de los proverbios que el padre tradujo y compilo en esta “antología de textos literarios del Cercano Oriente”. Asimismo, aproveché la ocasión para repasar brevemente la historia de la escritura cuneiforme.

Los conflictos bélicos que surgieron en Iraq obligaron a los arqueólogos a trasladarse al norte de Mesopotamia, donde repararon en lugares como Tell Brak y Hamoukar que han hecho a los especialistas reformular mucha de la información que se tenía respecto de esta región. Sin embargo, las recientes revueltas sociales, ahora en Siria, han interrumpido esta labor.










Ángel María Garibay Kintana (1892-1967). Nació en Toluca y murió en la Ciudad de México. Sacerdote católico, profesor, filólogo, investigador e historiador mexicano.

Humanista considerado como el precursor de los estudios modernos sobre la literatura náhuatl. Acaso su discípulo más destacado sea el antropólogo e historiador, Miguel León Portilla, quien en alguna entrevista televisiva recuerda que le preguntaban a Garibay “por qué, siendo un clasicista, perdía su tiempo dedicándole atención a la obra de los indios”. A lo que respondía que “los textos indígenas eran tan valiosos como los de los griegos y romanos”.

Entre las lenguas que el padre Garibay dominaba figuran el náhuatl, el otomí, el latín, el griego, el hebreo, el inglés, el francés y el alemán.

Tradujo al español la totalidad de las tragedias de Esquilo, Sófocles, Eurípides y las comedias de Aristófanes; además de algunos textos en hebreo que compiló en Sabiduría de Israel.

Doy noticia de algunas páginas donde se ahonda en la vida y obra del maestro:











Bandeja de Uruk con inscripciones.
Uruk (actualmente Warka), sur de Iraq,
ciudad que se habitó hace 5ooo años.
(Las evidencias más antiguas de escritura se han encontrado en Eanna).
Período prehistórico tardío, aproximadamente del 3300-3000 a. C.
Museo Británico de Londres. 





En la Introducción general de Voces de Oriente, Ángel María Garibay, resume así el decurso de la escritura cuneiforme (Escritura cuneiforme: Historia de su interpretación, pág. 15):


Idearon en el cuarto milenio antes de C. o acaso antes los hombres una manera de conservar su pensamiento: en plaquetas de arcilla blanda imprimir signos con unas cuñas de madera, y darles un sistema de expresión. Esa es la llamada escritura cuneiforme (del lat. cuneus). Fue el sistema de transmisión del Oriente mesopotámico por cerca de tres milenios. Las primeras tabletas son de Uruk IV, hacia el siglo 30 antes de C. Usaron esta escritura los sumerios, acádicos, hititas, asirios, babilónicos, persas, ugaríticos y aun otros pueblos no totalmente identificados.

El procedimiento era bastante sencillo: se tomaba la tableta blanda, se imprimían en ella los signos con unas cuñetas de madera y se dejaban secar al sol o se cocían al fuego. Al principio se ponían las palabras en forma vertical; más tarde se hicieron renglones más alargados. Se comenzó usando la dirección de derecha a izquierda —como el hebreo de hoy— pero en el tercer milenio a. C. ya hallamos de izquierda a derecha, o el llamado surco de buey, en que una línea va de izquierda a derecha y la que sigue de derecha a izquierda.


Y al referirse a la escritura en Sumeria, escribe en la página 18:


Comenzó siendo figurativa, como la egipcia o como la náhuatl. Quiero decir, si se habla de una casa, dibujaba el escribano una casa. Es también el origen de la escritura china. Pero la ley del menor esfuerzo fue haciendo, en las tres culturas mencionadas, y en esta también, la modificación al símbolo. Ya no era la casa, sino la puerta, el tejado, etc. Y al fin llegó la forma de cuñas que iban siendo como simbólicas de sonidos y de palabras, ya en cambio de nuestro alfabeto. No ha sido fácil ni breve la evolución de la humanidad para dejar en forma estable su pensamiento.






El mundo antiguo, I, Mesopotamia, Egipto, India.
(Secretaría de Educación Pública, México, 1976).





Para complementar la información anterior recurro a Ralph Turner y a su obra Las grandes culturas de la humanidad (1941), capítulo III, La cultura sumeria, en traducción de Francisco A. Delpiane y Ramón Iglesia que recoge José Luis Martínez en el volumen I de la colección El mundo antiguo, correspondiente a Mesopotamia, Egipto e India:


El desarrollo del sistema de escritura sumerio abarca desde los alrededores del año de 3500 a. C. hasta los tiempos en que empezó el poderío de Acad, época en que se usó por primera vez para fijar por escrito una lengua semita. El desarrollo quedó terminado tal vez hacia el año 2, 700 a. C. Sin embargo, ya mucho antes se había vulgarizado el uso del estilo de caña con que se hacían los signos en forma de cuña de donde proviene la palabra “cuneiforme”, y el de la tableta de arcilla, material característico de Mesopotamia. Hacia fines del desarrollo del sistema de escritura sumerio se estableció la costumbre de escribir en columnas divididas en compartimentos o casilleros, como se denominan en lenguaje técnico, y también el uso de escribir de izquierda a derecha.





Registro de asignación de cerveza, la bebida más popular en Mesopotamia.
Período prehistórico tardío, 3100-3000 a. C.
Probablemente del sur de Iraq.
Museo Británico de Londres.





Los signos de las tabletas más antiguas halladas en Uruk son pictográficos. Algunos de ellos son manifiestamente dibujos de cosas; otros son a las claras dibujos estilizados, y otros más son símbolos abstractos. En las tabletas que ahora conocemos, las dos últimas clases son mucho más numerosas que la primera. Según parece, los dibujos propiamente tales se emplean para significar objetos que no solían hallarse en el valle del Tigris-Éufrates, como, por ejemplo, el león, le venado y la cabra montés. Cada signo representaba una sola palabra. A veces se juntaban dos signos para formar un solo significado; así, por ejemplo, para significar “esclava” se combinaban el signo “mujer” con el signo “montaña”, que significaba “país extranjero”. Es interesante advertir que los signos eran sencillos y que, pese a la variedad de caligrafías, estaban escritos con gran uniformidad. Parece que quienes los empleaban, probablemente sacerdotes de los templos más antiguos, sentían aversión por lo complicado y por lo irregular. Aunque, según se cree, las tabletas más antiguas de Uruk representan el primer empleo de la escritura en el valle del Tigris-Éufrates, no es posible atribuir a los sumerios la invención de ella; porque las tabletas no se han traducido, y, por consiguiente, no se conoce el lenguaje anotado en ellas...






Control de víveres (con pictogramas).
Período prehistórico tardío, cerca del año 3000 a. C.
Probablemente del sur de Iraq.
Museo Británico de Londres.





En la evolución de la escritura sumeria se dejó sentir una tendencia general hacia la claridad y facilidad de la expresión; y se obtuvieron tales fines, tanto cuanto lo permitieron las limitaciones propias de una escritura con base pictográfica. Lo más difícil fue representar conceptos abstractos, mediante dibujos o dibujos modificados. Se hallaron soluciones a tal problema, adaptando los signos como determinativos. Cuando los acadios adoptaron la escritura de los sumerios, conservaron estos procedimientos sin modificarlos ni perfeccionarlos de modo importante. También en aquel entonces perdieron los signos sus últimos elementos pictóricos posibles de reconocer.   






Tablilla cuneiforme con trabajo escolar
(en la inscripción figura un proverbio).
Antigua Babilonia.
Probablemente del sur de Iraq, aproximadamente 1900-1700 a. C.
Museo Británico de Londres.





Puede admitirse que los sumerios crearon el sistema de escritura que dominó en Mesopotamia hasta el final de los tiempos del antiguo oriente. A este propósito debemos hacer presente que el sumerio sobrevivió como lengua sagrada hasta mucho después de suplantado por el acadio, como lengua hablada de la vida ordinaria y como lengua escrita de los negocios, el gobierno y la literatura.   






Historia Universal Daimon, I, El alba de la civilización.
(Círculo de Lectores, México, 1983).





En 1983, Círculo de Lectores publicó Historia Universal Daimon, traducción de la versión francesa que, a su vez, fue traducida de la sueca Varldhistoria folkens liv och cultur de Carl Grimberg y Ragnar Svanström. Me pareció interesante copiar algunos fragmentos de las páginas 274 a 279 del primer tomo, El alba de la civilización, donde se desvela cómo se descifró la escritura cuneiforme:






Georg Friedrich Grotefend (1775-1853).





No fue en tierras de Babilonia o de Asiria donde se encontró la clave de la escritura cuneiforme, sino en Persia. Y es que los persas heredaron esta escritura de los babilonios y la fueron simplificando hasta que sólo conservaron unos cuarenta de los quinientos signos originales. [...]

Un joven profesor alemán, Georg Friedrich Grotefend, sería el primero en penetrar el misterio. En su infancia su mayor placer consistía en solucionar acertijos y enigmas similares, y, siendo adulto, trabajó mucho tiempo en copiar inscripciones cuneiformes. En 1802, veinte años antes de la hazaña de Champollion [quien había descifrado los jeroglíficos egipcios, a partir de la famosa piedra de Rosetta], y a sus veintisiete de edad, llegó a un resultado decisivo.










Dos inscripciones descubiertas en el portal de un palacio real de Persépolis, y que supuso indicaban los nombres y títulos de los reyes que lo hicieron construir, dieron al joven investigador la clave del enigma. Según uso muy antiguo, los nombres de los reyes persas debían ir en primer lugar y después seguir sus títulos tradicionales: «Gran soberano, rey de reyes». 

[...]
La traducción completa era, pues: Darío, gran rey, rey de reyes, señor de naciones, hijo de Histapes, Aqueménide que construyó este palacio de invierno.

Y la de la segunda inscripción: Jerjes, gran rey, rey de reyes, hijo del rey Darío, Aqueménide.

Finalmente, Grotefend llegó a conocer la pronunciación de algunas letras. Descompuso los nombres propios y dio a cada signo cuneiforme un valor fonético. Cometió algunos errores, pero en general su interpretación se considera todavía como buena en el momento actual. [...]

Las hipótesis de Grotefend fueron confirmadas veinte años más tarde, en el Louvre, valiéndose de un maravilloso vaso de alabastro que llevaba grabada una corta inscripción, en parte cuneiforme y en parte jeroglífica. Nadie había conseguido descifrar todavía ninguna de estas inscripciones, pero gracias a la clave descubierta por Grotefend un sabio francés reconoció el nombre de Chschjarscha (Jerjes) en caracteres cuneiformes, y Champollion tradujo los jeroglíficos de este mismo nombre. Por tanto, los dos lingüistas más geniales del siglo estaban de acuerdo.






Henry Creswicke Rawlinson (1810-1895).





Sólo la Sociedad Real de Ciencias de Gotinga tenía poca confianza en los trabajos de Grotefend y no se atrevió a publicarlos. Por tanto, los descubrimientos de este adelantado de la epigrafía quedaron casi desconocidos y ello tuvo una grata consecuencia sorprendente: otro investigador, un oficial inglés, atraído por la ciencia, Henry Rawlinson, llegó a descifrar las inscripciones cuneiformes persas sin conocer a Grotefend. Hacia 1830, el servicio militar le llevó a Persia, y durante su estancia se interesó por ciertas inscripciones que antes ya llamaron la atención de muchos turistas. Estas inscripciones estaban grabadas en una alta pared rocosa, cerca de Behistún, sobre la antigua pista militar que unía Babilonia con la Media Central.










Hoy sabemos que estas inscripciones rupestres se deben a Darío. [...] El texto está reproducido en las tres lenguas principales del reino de Darío: el persa antiguo, la lengua de Susa y la de Babilonia.

Joven y lleno de energía, Rawlinson acometió la empresa de copiar los diferentes signos, trabajo erizado de dificultades que le exigió años enteros. Dos franceses que realizaron el viaje con la misma intención volvieron a su país declarando que las inscripciones eran indescifrables. Pero Rawlinson alcanzó su objetivo y después intento interpretar los signos cuneiformes persas. Y lo consiguió a grandes rasgos. En los textos constaban el nombre, los títulos y la genealogía de Darío. Sin saberlo, Rawlinson confirmó las teorías de Grotefend y además pudo corregir ciertos errores de su predecesor. [...]

A Rawlinson, sobre todo, es a quien debemos los valiosos documentos cuneiformes que el British Museum pone a disposición del mundo entero.



A partir de este enlace remito al Museo de Louvre, donde el interesado podrá consultar en línea obras de Mesopotamia: http://www.louvre.fr/recherche-globale?f_search_cles=mesopotamie&f_search_univers=






Carta de disputa entre hermanos.
Período temprano de colonia.
Kültepe (antigua Kanesh), Turquía, cerca del año 1850 a. C.
Museo Británico de Londres.





Voces de oriente, Antología de textos literarios del Cercano Oriente.
Traducciones, introducciones y notas de Ángel María Garibay Kintana.







Tablilla con inscripciones cuneiformes.
Instituto Oriental de la Universidad de Chicago.





(págs. 25-27; 35-36)



[...]
Esta cultura se implanta con certeza al mediar el milenio IV antes de C. La lengua en que se hallan los documentos que tenemos y de los que se da muestra abajo es una lengua aún totalmente no clasificada. Hallan algunos semejanza con el turco y aun con el chino. [...]

Varias capas de pobladores no fáciles de identificar sucedieron a los más antiguos. Floreció una cultura en el milenio III antes de C. Es la que llaman de Yemdert Nasr, a 23 km. al N. de Kis. En esta capa se hallaron los principales documentos de que tomamos ahora los fragmentos que van en esta colección. Hubo una serie de dinastías difícil de precisar. Vino enseguida la invasión de los pueblos de habla semítica, hacia el medio milenio III a. C. con Sargón el viejo. Los recién llegados se asimilaron y tomaron el método de escritura y las formas de cultura y expresión literaria que nos transmiten. Mantuvieron la lengua sumérica como ritual y literaria. [...]

Su literatura fue abundantísima. Hay muchas tabletas ya interpretadas y traducidas, pero quedan muchas aún por conocer.

La mayor parte de estas tabletas están en el Británico de Londres o en la Universidad de Pennsilvania, USA.
  


Proverbios sumerios

No hables de lo que has hallado: habla de lo que has perdido.

No engendra odio el corazón: engendra odio la lengua.

Puse la vista en el agua y vi correr mi destino.

La zorra orinó en el mar y dijo: Todo es mi orina.

Agrega mano a otra mano y se edifica una casa.
Agrega estómago a otro estómago y la casa se destruye.

La casa que edificó el recto la destruye el pervertido.


(Se toman estos proverbios de Glimpses of everyday Life in Ancient Mesopotamia, de Edmund I. Gordon. Pennsylvania. Fil., 1959. Da texto, versión. Llenan en conjunto 79 pp. Datan del segundo milenio a. C.)







Estatua de Bassetki que data del reinado de Naram-Sin.
Contiene una inscripción en la que se menciona la edificación
de un templo en Acadia. Período acadio, 2350-2100 a. C.
Museo Nacional de Iraq.





(págs. 69; 74-75.)



En la región N. del territorio babilónico. La sitúa el A[ntiguo] T[estamento] como reino de Nembrod (Gn. 10,10). Es reino de pueblos de habla semítica. Se inicia su elevación hacia el 2 500 a. C. Fue la primera invasión de pueblos de esta filiación étnica. Duró hasta el dominio total de los asirios y babilónicos. Tuvo varias dinastías, la más notable, de Sargón y sus sucesores, duró unos doscientos años.

La lengua de este grupo es sumamente interesante para el conocimiento de la rama semítica. Fonética y morfológicamente está influida por el sumerio. Ha dado materia a muchos estudios especiales para el conocimiento del proto-semítico, de donde brotaron lenguas tan importantes como el hebreo, el arameo y el árabe.



Proverbios acádicos


Amigo con mi secreto será mi peor enemigo.

No trabajes con un tema que no entró a tu corazón.

El fuerte se nutre de su salario; el débil, del de sus hijos.

Es dichoso en todo sentido quien un traje bello porta.

Vivo en casa hecha de asfalto y me quejo de que caiga.

La vida que fue de ayer es la que será de siempre.

Anda y toma la tierra de tu enemigo: ya vendrá tu enemigo y tomará la tuya.

Hombre sin fama en su tierra resulta un rey en la ajena.

Una mujer delincuente halla gracia ante su juez mejor que su marido.


(Esta selección de proverbios se toma de diversos. Los más importantes son: Ebeling, Altorientalische Studien. Legrin, Historical Texts.)





(pág. 76)



Normas de vida moral

Guarda tu lengua y guardarás tu palabra.

No tengas prisa en salir al público.

Haz justicia a tu enemigo.

No hables lo que hay en tu alma, sino cuando te halles solo.

Escribe como lo lees y recoge lo que oyes.


(De tabletas babilónicas. Se halla un buen repertorio publicado por Kerr Duncan Macmillian, Some Cuneiform Tablets. 1906. y en Zimmern, Babylonian Wisdom, Londres, 1923.)






Tablilla de la Leyenda de Akat.

Museo de Louvre.


(págs. 93; 100.)



[...]
Lo más importante para nosotros es su literatura y su lengua. Los textos abundantísimos que dieron las bibliotecas de Ugarit están en tres lenguas antiguas de gran potencia: sumerio, acádico y egipcio.  [...]

La lengua materna de aquel pueblo era semítica, con semejanzas con el hebreo. Es llamada ugarítica y a veces safónica.

La escritura, como se dijo en su lugar, es cuneiforme fundamentalmente, pero tiene sus modalidades muy especiales. Raya en fonética a veces. [...]

El ugarítico propiamente dicho ha sido descifrado totalmente y tiene ya muchas obras publicadas.
[...]



Proverbios y aforismos de la leyenda de Akath
(Se toman aisladamente sin atender a su contexto)

Irradia como la luz entre los que alcanzan a comprenderlo.

Hombre que cuida de otros es como el buey fecundo que ara el campo.

Llega la muerte a su hora y el que queda vivo le vierte una copa de lodo.

Reposarás como el jugo de la vid para florecer en alegría.


(La leyenda de Akat es también una de las obras halladas en 1930 y sgtes. Se llamó antes la Epopeya de Danel. Han mudado el nombre al reconocer mejor el texto. Este se halla en tres tabletas y se piensa que eran por lo menos siete las que contenían el poema. Como es incoherente y pide muchas anotaciones, solamente he tomado de aquí y de allá estos proverbios. La edición primera se hizo en 1936, París, por Ch. Virolleaud, La Légende phenicienne de Danel. Posteriormente, por Ch. H. Gordon en Ugaritic Hand-book, varias veces citado. Hay versiones por cierto divergentes, como la de H. E. Del Medico, en París, 1950, en La Bible Cananéenne, y la de Gordon indicada.)





Apéndice

Valiéndome del tema de esta entrada, incorporo un fragmento con refranes populares de la Epopeya de Gilgamesh de Jorge Silva Castillo (pág. 91):



Columna vi (Rm 853 r)
[Gilgamesh arengó a Enkidú:]

1’         “En terreno resbaloso, uno solo resbala;
                        dos [pueden pasarlo.]
            Dos son
                                   como si fueran tres...
            Dos triples [cuerdas
pueden más] que una sola cuerda triple.
5’         Dos cachorros son más fuertes
                                   que un león solo.”
                                               ……….

domingo, 21 de abril de 2013

Tres versiones sobre un epigrama escatológico mexicano.


I.
El epigrama es una forma que surgió en Grecia y cuya esencia se manifiesta en su etimología: inscripción. Originalmente se trataba de epitafios, inscripciones sepulcrales que se grababan en piedra.

El escritor hispanorromano Marco Valerio Marcial consolidó el género en la Antigua Roma.

En español la forma predilecta de los poetas para escribir epigramas ha sido la cuarteta o redondilla, una estrofa de cuatro versos octosílabos.

Quizá la definición más conocida del género sea aquella versión castellana de un epigrama latino de Juan de Iriarte (1702-1771):


A la abeja semejante,
para que cause placer,
el epigrama ha de ser
pequeño, dulce y punzante.


Grandes ingenios de nuestra lengua como Francisco de Quevedo, Luis de Góngora y Félix Lope de Vega se valieron del epigrama para zaherir a sus adversarios.

Entre los autores mexicanos que lo ensayaron con éxito destacan José Juan Tablada y Salvador Novo.


II.
La pérdida de la autoría en textos que disponen de elementos cercanos a la sensibilidad popular, es un fenómeno común. Tal es el ejemplo de algunas canciones que se vuelven parte del dominio público —“demonio público”, como lo definiera Efraín Huerta en sus Poemínimos.  

Las características del epigrama a decir el tono y la estructura facilitan su memorización y la posterior transmisión.

Durante la lectura localicé una cuarteta escatológico-burlesca donde el “ojo del culo” aquél al que aludiera Quevedo en su texto Gracias y desgracias del ojo del culo desempeña un “papel” fundamental.

Lo que llama la atención de dicho texto además de su sentido es la atribución a tres autores, preponderando las diferencias entre las versiones¹.


III.
En la página 58 de su libro Pancho Liguori. Presencia de un poeta en el mundo del humor, correspondiente al escritor duranguense José Francisco Elizondo (1880-1943), quien bajo los seudónimos de Kien y Pepe Nava trascendió el periodismo escrito humorístico en México durante la primera parte del siglo XX, el autor Fernando Díez de Urdanivia le atribuye este epigrama:


Ando buscando un papel
para limpiar mis despojos;
tengo abiertos los tres ojos
y no puedo dar con él.


Otro “profundo” conocedor de la cultura popular mexicana, Armando Jiménez, El gallito inglés, en la sección “Grafitos en los comunes” de su celebérrima Picardía mexicana (página 136), ofrece el texto citado con ligeras variantes:


Alberto Ituarte, otro repentista, de la generación antepasada, que también las improvisaba al vuelo, pasó cierta vez en una cantina, por difícil trance. Separado de sus amigos por un delgado muro que dividía la barra en que ellos se encontraban, del servicio sanitario en que él estaba, buscóse un papel cualquiera en los bolsillos, y no hallándolo les dirigió la siguiente imploración, que oyeron sus compañeros como venida del otro mundo:

En vano busco un papel
para limpiar mis despojos:
tengo abiertos los tres ojos
y no puedo dar con él.


Sin embargo, acaso haya que remitirse a la referencia más antigua para dilucidar la cuestión: el poeta potosino Manuel José Othón (1858-1906).

En el primer tomo de las Obras completas de Manuel José Othón publicadas por el Fondo de Cultura Económica, en la colección Letras mexicanas, el compilador Joaquín Antonio Peñalosa recoge en el tercer apartado de la “Poesía no coleccionada y sin fecha”  (pág. 547):


Ando buscando un papel
para limpiar mis despojos;
traigo abiertos mis tres ojos
no puedo dar con él.


El propio Peñalosa agrega una nota al pie de página: “Recogido por Jesús Medina Romero en su Anecdotario potosino (San Luis Potosí, Talleres Al Libro Mayor, 1989, p. 165). Otra prueba de la facilidad de Othón para improvisar epigramas tal como lo hizo desde 1875, cuando frisaba en los 17 años–, es esta anécdota que el poeta, urgido de ir al retrete, comenzó a buscar algo en los cajones del armario. ¿Qué es lo que haces, Manuel?, preguntó uno de sus amigos; en el acto contestó con el versillo.”






_____
¹ Gabriel Zaid en su Ómnibus de poesía mexicana recoge la misma versión de Jiménez en la sección 12. Letras de letrina (página 314) que pertenece al apartado XII: Poesía burlesca (siglo xx).





Fernando Díez de Urdanivia, Pancho Liguori. Presencia de un poeta en el mundo del humor, Estudio Histórico y Antología, LUZAM, 2009.

Armando Jiménez, Picardía Mexicana, 143ª edición, Editorial Diana, México, 2008.

Manuel José Othón, Obras completas Tomo I, compilación de Joaquín Antonio Peñalosa, México, Fondo de Cultura Económica, 1997.