Octavio
Paz (1914-1998).
Entrevista
realizada por Héctor Tajonar en 1993 —que se transmitió por primera vez en el
programa televisivo Asterisco—, en la que Paz
responde así sobre sus Obras Completas y la supervivencia de sus poemas:
...la apuesta fundamental ha sido la poesía, y
es, dos tomos; es decir, un libro de mil páginas —porque cada tomo va a tener
500 páginas. Bueno, tampoco creo que se van a salvar esas mil páginas.
Hablábamos al principio del viento, del tiempo, lo comparamos con el viento que
dispersa las páginas; bueno esto es lo que va a ocurrir. Y yo sí pienso que
algunos de esos poemas quizá va [sic]
a sobrevivir. Bueno, pues mire usted, no, yo apuesto por los poemas, no sé si
un poema largo o un poema corto, o un poema de extensión mediana, no sé, eh, no
puedo saberlo, pero la poesía —incluso los poemas largos— es tiempo condensado
[...] el poema corto es el instante: el principio y el fin están juntos. Es la
revelación en su forma más inmediata y más eficaz. Es, diríamos, el relámpago.
Y para mí la poesía es eso, un relámpago.
Dos
cuerpos
Dos cuerpos frente a frente
son a veces dos olas
y la noche es océano.
Dos cuerpos frente a frente
son a veces dos piedras
y la noche desierto.
Dos cuerpos frente a frente
son a veces raíces
en la noche enlazadas.
Dos cuerpos frente a frente
son a veces navajas
y la noche relámpago.
Dos cuerpos frente a frente
son dos astros que caen
en un cielo vacío.
Frente
al mar
4
Muere de sed el mar.
Se retuerce, sin nadie,
en su lecho de rocas.
Muere de sed de aire.
Retórica
3
La claridad del cristal
transparente
no es claridad para mí
suficiente:
el agua clara es el agua
corriente.
Epitafio
para un poeta
Quiso cantar, cantar
para olvidar
su vida verdadera de mentiras
y recordar
su mentirosa vida de verdades.
Las
palabras
Dales la vuelta,
cógelas del rabo (chillen,
putas),
azótalas,
dales azúcar en la boca a las
rejegas,
ínflalas, globos, pínchalas,
sórbeles sangre y tuétanos,
sécalas,
cápalas,
písalas, gallo galante,
tuérceles el gaznate, cocinero,
desplúmalas,
destrípalas, toro,
buey, arrástralas,
hazlas, poeta,
haz que se traguen todas sus
palabras.
Mientras
escribo
Cuando sobre el papel la pluma
escribe,
a cualquier hora solitaria,
¿quién la guía?
¿A quién escribe el que escribe
por mí,
orilla hecha de labios y de
sueño,
quieta colina, golfo,
hombro para olvidar el mundo
para siempre?
Alguien escribe en mí, mueve mi
mano,
escoge una palabra, se detiene,
duda entre el mar azul y el
monte verde.
Con un ardor helado
contempla lo que escribo.
Todo lo quema, fuego
justiciero.
Pero este juez también es
víctima
y al condenarme, se condena:
no escribe a nadie, a nadie
llama,
a sí mismo se escribe, en sí se
olvida,
y se rescata, y vuelve a ser yo
mismo.
Lección
de cosas
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Niño
y trompo
Cada vez que lo lanza
cae, justo,
en el centro del mundo.
10
Objetos
Viven a nuestro lado,
los ignoramos, nos ignoran.
Alguna vez conversan con
nosotros.
En
Uxmal
1
La
piedra de los días
El sol es tiempo;
el tiempo, sol de piedra;
la piedra, sangre.
2
Mediodía
La luz no parpadea,
el tiempo se vacía de minutos,
se ha detenido un pájaro en el
aire.
4
Pleno
sol
La hora es transparente:
vemos, si es invisible el
pájaro,
el color de su canto.
Piedras
sueltas
3
Biografía
No lo que pudo ser:
es lo que fue.
Y lo que fue está muerto.
4
Campanas
en la noche
Olas de sombra
mojan mi pensamiento
—y no lo apagan.
6
Visión
Me vi cerrar los ojos:
espacio, espacio
donde estoy y no estoy.
8
Analfabeto
Alcé la cara al cielo,
inmensa piedra de gastadas
letras:
nada me revelaron las
estrellas.
Madrugada
Rápidas manos frías
retiran una a una
las vendas de la sombra
Abro los ojos
todavía
estoy vivo
en el centro
de una herida todavía fresca
Aquí
Mis pasos en esta calle
resuenan
en otra calle
donde
oigo mis pasos
pasar en esta calle
donde
Sólo es real la niebla
Reversible
A
Alberto Gironella
En el espacio
estoy
dentro de mí
el
espacio
fuera de mí
el
espacio
en ningún lado
estoy
fuera de mí
en
el espacio
dentro
está el
espacio
fuera de sí
en ningún lado
estoy
en el espacio
etcétera
Amistad
Es la hora esperada
sobre la mesa cae
interminablemente
la cabellera de la lámpara
La noche vuelve inmensa la
ventana
No hay nadie
la presencia sin nombre me
rodea
Certeza
Si es real la luz blanca
de esta lámpara, real
la mano que escribe, ¿son
reales
los ojos que miran lo escrito?
Identidad
En el patio de un pájaro pía,
como el centavo en su alcancía.
Un poco de aire su plumaje
se desvanece en un viraje.
Tal vez no hay pájaro ni soy
ese del patio en donde estoy.
Garabato
Con un trozo de carbón
con mi gis roto y mi lápiz rojo
dibujar tu nombre
el nombre de tu boca
el signo de tus piernas
en la pared de nadie
En la puerta prohibida
grabar el nombre de tu cuerpo
hasta que la hoja de mi navaja
sangre
y la piedra grite
y el muro respire como un pecho
Palpar
Mis manos
abren las cortinas de tu ser
te visten con otra desnudez
descubren los cuerpos de tu
cuerpo
Mis manos
inventan otro cuerpo a tu
cuerpo
Duración
IV
Habla escucha respóndeme
lo que dice el trueno
lo comprende el bosque
A
través
Doblo la página del día,
escribo lo que me dicta
el movimiento de tus pestañas.
Al cerrar los ojos
los abro dentro de tus ojos.
Alba
última
Tus cabellos se pierden en el
bosque,
tus pies tocan los míos,
Dormida eres más grande que la
noche
pero tu sueño cabe en este
cuarto.
¡Cuánto somos qué poco somos!
Afuera pasa un taxi
con su carga de espectros.
El río que se va
siempre
está de regreso.
¿Mañana será otro día?
Golden
Lotuses (1)
4
Se desliza, amarilla y
eléctrica,
por la piscina del hall.
Después,
quieta,
brilla,
estúpida
como piedra preciosa.
El
otro
Se inventó una cara.
Detrás
de ella
vivió, murió y resucitó
muchas veces.
Su
cara
hoy tiene las arrugas de esa
cara.
Sus arrugas no tienen cara.
Epitafio
de una vieja
La enterraron en la tumba
familiar
y en las profundidades
tembló el polvo del que fue su
marido.
Efectos
del bautismo
El joven Hassan,
por casarse con una cristiana,
se bautizó.
El
cura,
como a un vikingo,
lo llamó Erik.
Ahora
tiene dos nombres
y una sola mujer.
Prueba
Si el hombre es polvo
esos que andan por el llano
son hombres
Intermitencias
del oeste (2)
(Canción
mexicana)
Mi abuelo, al tomar el café,
me hablaba de Juárez y de
Porfirio,
los zuavos y los plateados.
Y el mantel olía a pólvora.
Mi padre, al tomar la copa,
me hablaba de Zapata y de
Villa,
Soto y Gama y los Flores Magón.
Y el mantel olía a pólvora.
Yo me quedo callado:
¿de quién podría hablar?
Madrugada
al raso
Los labios y las manos del
viento
el corazón del agua
un
eucalipto
el campamento de las nubes
la vida que nace cada día
la muerte que nace cada vida
Froto mis párpados:
el cielo anda en la tierra
La
exclamación
Quieto
no en la rama
en el aire
No en el aire
en el instante
el colibrí
Prójimo
lejano
Anoche un fresno
a punto de decirme
algo —callóse.
Escritura
Yo dibujo estas letras
como el día dibuja sus imágenes
y sopla sobre ellas y no vuelve
Juventud
El salto de la ola
más blanca
cada hora
más verde
cada día
más joven
la muerte
Pasaje
Más que aire
más que agua
más que labios
ligera ligera
Tu cuerpo es la huella de tu
cuerpo
Maithuna
Mis ojos te descubren
desnuda
y te cubren
con una lluvia cálida
de miradas
Anoche
en tu
cama
éramos tres:
tú yo la luna
Custodia
A
vista de pájaro
A
Guillermo Sucre
Furiosamente
gira
sobre un reflejo
cae
en línea recta
afilada
blancura
asciende
ya sangriento el pico
sal dispersa
apenas
línea
al caer
recta
tu mirada
sobre
esta página
disuelta
Al
vuelo (1)
Alba
Sobre la arena
escritura de pájaros:
memorias del viento.
Calma
Luna, reloj de arena:
la noche se vacía,
la hora se ilumina.
Insomne
Vigilia del espejo:
la luna lo acompaña.
Reflejo tras reflejo
urde tramas la araña.
Apenas parpadea
el pensamiento en vela:
no es un fantasma ni idea
mi muerte centinela.
No estoy vivo ni muerto:
despierto estoy, despierto
en un ojo desierto.
Al
vuelo (2)
Proverbio
Lodo
del charco quieto:
mañana polvo
bailando en el camino.
Hermandad
Homenaje
a Claudio Ptolomeo
Soy hombre: duro poco
y es enorme la noche.
Pero miro hacia arriba:
las estrellas escriben.
Sin entender comprendo:
también soy escritura
y en este mismo instante
alguien me deletrea.
Epitafio
sobre ninguna tumba
Epitafio sobre ninguna piedra:
Mixcoac fue mi pueblo: tres
sílabas nocturnas,
un antifaz de sombra sobre un
rostro solar.
Vino Nuestra Señora, la
Tolvanera madre.
Vino y se lo comió. Yo andaba
por el mundo.
Mi casa fueron mis palabras, mi
tumba el aire.
Árbol
adentro
Creció en mi frente un árbol.
Creció hacia dentro.
Sus raíces son venas,
nervios sus ramas,
sus confusos follajes
pensamientos.
Tus miradas lo encienden
y sus frutos de sombras
son naranjas de sangre
son granadas de lumbre.
Amanece
en la noche del cuerpo.
Allá adentro, en mi frente,
el árbol habla.
Acércate,
¿lo oyes?
Un ser de inspiración fantástica
ResponderEliminarAlguien que, como yo, ama lo único que importa en este mundo: LA MUJER.
ResponderEliminarme encantan sus poemas de Octavio Paz muy lindos.
ResponderEliminarMuy bueno. Gracias !
ResponderEliminarMe encanta. Me asombra mucho la vigencia de su temática, tan actual.
ResponderEliminarMuy linda foto.
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