[Poemas breves]
Ultrajada
Gabriela declara en la Procuraduría de Justicia
que cuatro individuos la violaron. Y entre sollozos
confiesa lo mal que montaban los jinetes.
La cazadora
Desde hace tiempo ella desea ser cazadora.
Ayer por la noche, con cuchillo en mano,
comenzó a practicar con la bestia de su esposo.
Pacto
La bala pactó
con el cuerpo
del hombre.
Embestida
Ella no sabe nada de establos;
jamás vio una vaca ni un toro;
sin embargo, su iniciativa es admirable:
Torear a los automóviles,
aunque su primer intento fallara.
Aperitivo
Los periódicos están en ayuno por la nueva de hoy:
—la renuncia del Papa.
A muchos les
cayó la noticia
como neblina ante los ojos. No entristezcan,
fieles cristianos, mañana los periódicos
saborearán su acostumbrada carne roja.
Borrador
Las mujeres siempre exigen estar en un
poema.
Está bien, Leticia, acepto que vivas
entre estos versos que se dirigen a la
hoguera.
Delito
Ana
por ahí se rumora
que ya estiraste la pata:
tu delito,
haber estirado
las piernas sobre mi cuerpo.
Cabalgadura
Hermoso corcel, déjame montarte en este establo.
No relinches ni repares; mi amado duerme
y no quiero preocuparlo nuevamente.
Del poemario Sol de los muertos
II
Un pino ocote es memoria encendida.
Es llama en plena juventud
de día y noche.
Tiene la fuerza montañosa
y la agilidad de un coyote.
Un pino ocote es un huésped
brilla con su presencia
en las casas de los pueblos.
IV
Dicen los abuelos
—el ocote es el sol de los muertos
porque en la otra vida no hay luz—
Todas las mañanas
salgo a cortar leños
para iluminar a mi padre.
V
Los ocotes no saben de humo
tienen alma camaleónica
de un segundo a otro
cambian a roja ceniza.
VI
Con mandato divino
Dios dictó
—hágase el ocote—
y éste retoñó luces
en todo el cuerpo de la serranía.
VII
El pájaro es el acento del pino ocote.
X
La fogata cruje.
Según leyenda de los antepasados
quiere decir que llegará una visita
perteneciente al árbol genealógico.
Ansioso porque llegue la sorpresa
le sirvo más leños a la lumbre
y una cascada de crujidos crece
dentro de las espirales naranjas.
La fogata llama y llama
no llega nadie
ya no hay ocotes
Juventino
Gutiérrez Gómez
Nació en Tlahuitoltepec Mixe, Oaxaca, en
1985. Estudió la licenciatura en Creación Literaria en la Universidad Autónoma
de la Ciudad de México (UACM). Funge como Promotor Cultural. Actualmente
coordina el Círculo de Lectura —proyecto de la UACM— e imparte el Taller de
Creación Literaria básico en la Casa del Arte Xochimilco.
Ha publicado en diversos sitios
virtuales: Letralia, Nocturnario, El humo; además
de la revista Molino de Letras de la Universidad Autónoma de
Chapingo (UACH).
Su poesía se antologó en el libro Los
Coleópteros Enfebrecidos, publicado por la UACM, así como en Poetas
de Reserva, coedición de Conaculta, Bellas Artes y el Gobierno de la Ciudad
de México.
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