Bitácora de literatura: traducción de poesía, sátiras, poemas, fábulas, epístolas, epigramas, aforismos, crónicas, antologías...

miércoles, 17 de septiembre de 2014

Autor invitado: Poemas de Francisco Trejo (1987).






De Rosaleda



La fractura del discurso amoroso


Valeria por ti escribo
estos frívolos versos de hoy
Saúl Ibargoyen


¿Cuántas cartas le enviaste a Valeria, Saúl,
antes de convertirla en la madre de tus hijos?
¿Recuerdas la extensión de tus notas
y la cursilería trazada con el fervor de tu puño?
Amigo, a mí me bastó escribir un verso
—el nuevo Cupido es Twitter
                           para llevarla a la cama.
                        




Las cruzadas del caballero

Julio, tu mujer usa Facebook para destruirte:
confesó tu falta de armamento
para las cruzadas de la alcoba,
que no sabes montarla
y que tu hermano Francisco
es mejor jinete
                      que cuñado.





La flor y el amante de su abejorro

Flavio perdió a su esposa
por dedicar versos
en su cuenta de Twitter,
no a Florencia
—la furcia más famosa
de las redes sociales—,
          sino al primo de Florencia.





Messenger

Oscar,
¿crees en la fidelidad de Antonia
sólo porque chatean toda la noche?
—¡Es lo más absurdo que he escuchado!—
Amigo, abre los ojos:
mientras yo te escribo
ella desabrocha mi bragueta
y se ocupa de asuntos
más placenteros
usando la lengua
         en lugar de las manos.





Epitafio del cibernauta

Aurelio, nunca recibiste buenos comentarios
en tus publicaciones de apoyo al PRI;
pero el día de tu muerte hubo fiesta en Facebook:
todos tus amigos nos lamentamos
                    y le dimos like a la buena nueva.

__________
N. del E. PRI. Siglas del Partido Revolucionario Institucional que mantuvo el poder en México de 1929 al 2000. En las elecciones del año 2012 recuperó la Presidencia de la República, y con ello el poder tras doce años.





El espectador

Augusto repudia el fraude electoral
más descarado de todos los tiempos
y habla de la nueva revolución.
Pasa horas culo frente a la computadora
como aquel que sentado en la plaza de toros
espera la caída de la bestia
pero no se suma
           a las fuerzas del torero.





Epitafio

Querías llegar virgen al matrimonio,
bellísima Amelia,
             pero llegaste virgen a la tumba.





Epigrama de la estatua

Una estatua como tú, Consuelo,
insensible ante la poesía de un loco como yo,
sólo se conmueve
              con mentadas de madre.





El suicidio del poeta

Supe que Flora no me ama,
por eso voy a suicidarme;
pero no esta noche:
será cuando le haya dedicado
cientos, cientos de epigramas,
y éste apenas
                   es el primero.













De Revista Opción del ITAM (Núm. 175, Abril 2013)



Libélula Corpus Christi

Metáfora de la muerte de Cristo es la libélula. ─Posada en un lirio, la libélula parece el Dios crucificado─. Antes de morir y envolverse en su lienzo de metamorfosis, la larva divina cruza las aguas y milagrosamente sobrevive al beso judaico de sus depredadores. En la resurrección obtiene alas para emprender su viaje al firmamento. A propósito de la doctrina que profesó el Mesías, este místico insecto nos ofrece una alegoría precisa del amor: en pareja, durante la cópula, forma la figura de un corazón latiendo. 





(A)mantis religiosa

Siempre encuentro similitud entre el comportamiento humano y el comportamiento de los insectos. Las ancianas puritanas, por ejemplo, cuando pasan frente a una iglesia, se santiguan y juntan sus manos a la altura de su pecho ─en posición mantis religiosa─; de este modo imploran a su Dios. Y aunque muchas veces se le compare a la mantis con alienígenas, yo no encuentro mayor relación entre uno y otro. Tener la cabeza triangular y los ojos grandes, no implica una buena analogía. Pero sí comparo a la hembra de esta especie con las monjas. Ambas son maestras del engaño: en su rezo simulan la espera de un haz de luz proveniente del cielo; pero lo que realmente aguardan es la llegada de su víctima. La mantis hembra devora al macho. ¿Diríamos lo mismo de la mantis monja? ¡Claro! Pensamos lo contrario porque la vemos en la iglesia, entregando su aliento a las oraciones. Es difícil concebir que se ha comido a más de un sacerdote.













De La cobija de Ares



El Viagra vs. la guerra

Menelao,
lamento que en tu época
no existiera la pastilla azul
─garantía de esposas fieles─;
conociéndola,
no hubieras perdido el tiempo
encima de tu caballo
tratando de matar a Paris
─hubieras pasado los días
                    montando a Helena─.





Precaución del amante

Para invadir a Furcia
me protejo con látex:
la bestia de su laberinto
termina con la vida
             de sus amantes. 





Aguzar la espada

Minotauro Julio,
sé que me odias
y que piensas matarme
porque visito tu casa
cuando te ausentas.
Sé muy bien
que hemos de enfrentarnos,
por eso afilo mi espada 
        en la vulva de tu esposa.





Versión alternativa


Orfeo,
Eurídice murió
cuando supo
que en tus expediciones
con los argonautas
no sólo tocabas la lira,
sino también la flauta
de Jasón.













De Los coleópteros enfebrecidos. Muestra de poesía universitaria de la UACM



Oración del epigramista

¡Te pido, Dios,
que por primera vez escuches
al desvergonzado Francisco!
Que me falte la caricia de mi madre
y el consejo amoroso de mi hermano,
la compañía luminosa de un amigo
y el ávido sexo de una musa;
pero por favor, Señor,
       ¡que nunca me falten enemigos!





A los hombres perfectísimos

a los hombres perfectísimos
caníbales versados en política ranchera,
en trampas, en codeos, en albures
de este pueblo sin tregua

ABIGAEL BOHÓRQUEZ


Después de la contienda electoral del año en turno,
el pueblo mexicano sabe
que no existen culos tan activos
como las bocas de los candidatos a la presidencia:
que emiten, cínicamente,
                              alegatos de mierda.





Jinete y cerdo

La poesía, Julio,
es la yegua indomable
—no tolera cerdos en su lomo—
que te rebasa en la escritura.
No te des el título de jinete
—controla tus riendas—
sin conocer el arte
                 de la cabalgata.










De El Tábano canta en los hoteles



Oración por el amor de Flora

Señor, tú que tomaste a la mujer de otro
para el perdón de los pecados,
concédeme asir a la mujer ajena
─dame el título del más grande pecador
antes de que puedas perdonarme─.
Oh, Señor, si me dejas amarla
que no sea en la forma del Espíritu Santo
─las aves son breves─;
mejor en la forma de un perro
para montarla por doquier
y ladrarle al oído
mis poemas indecentes.





Juegos funerarios

Al principio, cuando nada sabía de ella,
le escribí una oda y dos canciones.
Cuando supe que era casada
                               escribí su epitafio.





Epigrama de la profesión

León proyecta singulares edificios
─es arquitecto─,
pero otras manos los construyen.
También tiene mujer,
pero es otro
        el que se encarga de ella.





La ruina del Tábano

Me arrepiento, Flora,
por amarte en exceso.
Con el dinero que gastamos
este año en los hoteles,
ya hubiera publicado
                     mi primer libro.





Vía Láctea

Si Flora fuera puta,
como lo afirman muchos,
no hubiera elegido amar a Francisco,
el que le escribe versos
─estuviera entregándose a la muerte
en la cama de obtusos jardineros─.
Por eso le digo
que se vaya con otros,
pero que también sean poetas;
así la puta será su alma
y ellos tendrán, como yo,
siempre en la lengua,
           las tetas de la poesía.










De Periódico de Poesía de la UNAM (Núm. 171. Julio-agosto 2014)



La guacamaya

Aprendiste a imitar
─aunque torpemente─
el lenguaje de tus dueños
que te ofrecen el podio.
“¡Qué copete tricolor!”,
dicen las ingenuas
que apoyan tu campaña: 
ignoran tu preferencia
por las gaviotas
y los picos de oro.
Ay, de tus partidarias:
vuelas y te aplauden
aunque te cagues
        en sus cabezas.










Del portal Encuentro Moebius: Poetas nacidos en los 80



La tristeza de las garzas


Para Armando Trejo

¡Quién pudiera
sencillamente mirar,
sentir,
y expresar la poesía
como los niños!
Elías Nandino


Hoy, mirando el lago seco del Bosque de Tláhuac
─estéril como un ojo sin párpado─,
mi sobrino, luciérnaga de infinitas alas,
abrió los labios de su pecho
mientras la tristeza de las garzas se escurría por las sombras:
“Tío, nosotros también nos secamos”.
Comprendí que las palabras del niño
son la lluvia liberada, un nítido caudal
cayendo al pozo del poeta
vulnerable, muchas veces, ante funestas sequías.











Fotografía de Juventino Gutierrez Gómez.



Francisco Trejo (Ciudad de México, 1987) estudió la licenciatura en Creación Literaria en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM). Ha publicado en diferentes revistas nacionales y del extranjero. Entre otros reconocimientos,  recibió el Premio Nacional de Poesía Ignacio Manuel Altamirano 2012. Cuenta con los siguientes poemarios publicados: Rosaleda (Rojo Siena Editorial, 2012) y La cobija de Ares (Praxis, 2013). Recientemente, una muestra de su obra fue incluida en la Antología general de la poesía mexicana. Poesía del México actual. De la segunda mitad del siglo XX a nuestros días (Océano, 2014), realizada por Juan Domingo Argüelles.


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