Bitácora de literatura: traducción de poesía, sátiras, poemas, fábulas, epístolas, epigramas, aforismos, crónicas, antologías...

lunes, 28 de enero de 2013

Autor invitado: Poemas de Luis Flores Romero (1987): Sonetos de Lufloro Panadero.


La primera vez que tuve noticia de este joven poeta fue gracias a un contacto de Facebook, quien publicó un enlace donde se ofrecían algunos de sus poemas.

Se trataba de la Foja de Poesía No. 309 de la Revista electrónica de literatura, Círculo de Poesía. Me sentí identificado con el tono de la obra, y esto me llevó a indagar más sobre el autor. Así encontré, gracias al buscador, otras publicaciones en Punto de Partida, Periódico de Poesía y la revista Este País.

El siguiente paso fue enviarle una “solicitud de amistad” a su cuenta de Facebook, la cual fue correspondida con inmediatez.

Luis Flores Romero comenzó a compartir poesía burlesca en esta red social bajo el nombre de Lufloro Panadero, la cual yo disfrutaba tanto por la estructura como por el léxico desenfadado, coloquial.

Hace algunos días contacté por mensaje privado al autor para ofrecerle que recopilara los textos que había dado a conocer en el último lapso, con el propósito de publicarlos en esta bitácora. Aceptó generosamente.

“Sucede que de un tiempo para acá me han dado ganas de escribir poesía burlesca y creo que el FB se presta para compartirla”, fueron sus palabras. “Estaban en mi mente los sonetos jocosos de Quevedo y los de Salvador Novo y el deseo de escribir no tomándome en serio la escritura”, agregó en otra parte de la conversación.

Podría llenar de epítetos la poesía de Luis Flores Romero, pero prefiero que sea él quien hable por medio de ella.






  

Luis Flores Romero nació en la Ciudad de México en 1987. Estudió Letras Hispánicas en la UNAM. En 2009 obtuvo el premio de poesía joven Jaime Reyes, que otorga la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, con el libro Gris urbano y en 2010 el primer lugar en el concurso de poesía Punto de Partida que convoca la Universidad Nacional Autónoma de México. Becario de la Fundación para las Letras Mexicanas durante los períodos 2010-2011 y 2011-2012.






Donde Lufloro Panadero descarga su ira contra un bastardo que le bajó a su tú poética


Oh tú, dichoso, que me pedaleas
la más encantadora de las bicis,
la que es hierba de olor, de signo piscis,
la envidiada por guapas y por feas.

Me quemo el alma si le coqueteas,
al ver que la seduces entro en crisis,
me salen canas verdes, me da tisis
y escupo mi dolor: ¡maldito seas!

Que no la puedas ver más que en los martes,
que te choque su voz, que no te guste
ni en pantalón, ni en licra, ni en enaguas;

que de sus besos en seguida te hartes,
que si le dices “te amo”, ella se asuste;
y si quiere folgar, tú no paraguas.





Donde Lufloro Panadero describe los vicios y las tentativas de un miserable colega suyo


Ya cuánto tiempo ha transcurrido, cuánto,
y él sigue aquí: pendiente, descontento,
calentando la pluma y el asiento;
para la graduación le falta tanto.

La Facultad se le hace un desencanto,
de créditos tendrá poco por ciento,
inscribe extraordinarios, va muy lento;
¡ayúdale a pasar, Diosito santo!

Su plan era vivir del alcoholismo,
ser practicante del valemadrismo,
y así ha pasado otoño tras otoño.

Ahora está deseando ser un ñoño
y en sus tareas ser puntual y dócil;
pero es muy tarde ya: se ha vuelto un fósil.





Donde Lufloro Panadero alaba la lengua sajona, la conveniencia del estudio y se precave de caer en la zafiedad


Adiós, clase de inglés del Harmon Hall
que fuiste grata pero no barata.
La lengua anglosajona es una lata:
no se me pega ni con resistol.

I didn't learn the phrasal verbs, at all.
The speaking naturally me maltrata,
y porque la gramática me mata
it’s better be outgoing in español.

Aunque me voy del curso tristemente,
después he de volver, se los prometo,
me esforzaré para limpiar mi mente

y entender ese idioma por completo,
pues no quiero sentirme incompetente
y nadie quiere ser un Peña Nieto.





Donde Lufloro Panadero demuestra indignación por los bienaventurados que logran una Ella


¿Qué hicieron los que están con las hermosas?
¿Será que son astutos? ¿Son poetas?
¿Son narcos de lujosas camionetas?
¿O acaso son de carnes musculosas?

¿Las ganaron tal vez con lujuriosas
palabras o con fórmulas secretas?
¿O tienen mucha lana en sus tarjetas?
¿O solamente enormes son sus cosas?

Bonifacianamente me acrisola
mirarlas, y al mirarlas me abochorno:
hay demasiada flor en una sola,

y yo ni las estoy, ni las soborno;
mi anhelo mujeril se encaracola
y triste vuelvo a casa y veo porno.





Donde Lufloro Panadero convida a cualquier tú poético para ir a una trasnacional


He vuelto a comprobar que lo sabroso
de estar en Starbucks es el vasito,
el cual lleva tu nombre mal escrito,
y todo lo demás es un acoso.

Si te quieres sentir menos mugroso,
si quisieras pasar por erudito,
vamos al Starbucks, que yo te invito
–pero déjame ahorrar, que es muy costoso–.

Ya estando en el café, todo lo apático
se te ha de ir, igual que los bostezos;
y si llevas laptop, entonces sácala

y siéntete escritor aristocrático
mientras disfrutas por cincuenta pesos
un pésimo café que sabe a guácala.





Donde Lufloro Panadero comenta la dicha que le aconteció en transporte público y de su actual desventura


De San Antonio Abad a Chabacano
mi boca te encontró, no me la creo,
besarte fue mi rítmico trofeo,
incluso hasta pensé meterte mano.

Ahora que ese tiempo es ya lejano,
siempre besar contigo es mi deseo,
qué importa si eres fea o si soy feo:
si tú serás mi sapa, yo tu rano.

Y dije: quiera Dios, quiera el chofer
que el metro se detenga un par de meses
para que tú me beses muchas veces;

pero no sucedió. Qué triste es ver
que antes mi boca descubrió tu hechizo
y ahora está tragando un vil chorizo.





Donde Lufloro Panadero opina sobre los vicios y virtudes que le avienen a una tú poética al cumplir sus 25 años


Por su cuarto de siglo usted se agüita,
le angustia el calendario, le da susto
que su felicidad, su amor, su busto
se estén viniendo abajo desde ahorita.

Quizás con maquillaje usted evita
los años, pues le causará disgusto
si aquella perversión del tiempo injusto
le viene a despojar lo señorita.

Usted de todos modos tendrá esa
frutalidad tan suyamente impresa
que día a día crece y la mejora.

Señora, no se indigne del futuro;
la seguirán tuteando, se lo juro;
no le hablarán de usted ni de señora.





Donde Lufloro Panadero escribe, por encargo, unos versos que hablan sobre su escaso conocimiento Buddha o Buda


Un soneto que verse sobre Buddha
me manda hacer el túiter, y yo accedo
aunque apenas del tema sepa un bledo
y al escribir su nombre tenga duda.

Si una musa oriental viene a mi ayuda,
tal vez pueda salir de tal enredo;
y, si no viene, qué carajos puedo
sino sentir mi lira seca y muda.

Pues yo, guadalupano, San Judito,
del budismo no entiendo y necesito
saber alguna rápida enseñanza

y así poder improvisar. Lo admito:
de Buddha yo no sé más que la usanza
de ser feliz rascándole la panza.





Viernes de pornosoneto. Lufloro Panadero comenzó el 2013 escribiendo puras vulgaridades


Yo sí te quiero cucharear, sabrosa,
y compartirte mi morir pequeño;
lo sé, soy un vulgar, yo sí te preño
aunque no me toleres la lactosa.

Por ti mi situación está filosa,
por ti soy un gigante y soy tuleño,
soy un libidinoso brasileño
que cuando ve tus carnes dice: nossa!

Si sabes que mayonesar intento
la generosidad de tus jamones,
¿por qué te pones de mosquita muerta?

Fuera mejor que afines mi instrumento,
lo toques y después te desentones;
verguiparado yo, tú pierniabierta.





Lufloro Panadero se disculpa por su andrajosa vestimenta y porque teme las represalias de una tú poética


Perdón, excelentísima muchacha,
por no poder vestir con ropa fina;
yo sé que el pantalón no me combina
y se me cae, pues tengo poca nacha.

Sé que siempre me visto en pura facha,
que el suéter con mis tenis desafina;
pandroso soy, discúlpeme, Karina,
déjeme remediarlo, no sea gacha.

De corazón, estoy arrepentido;
juro que compraré ropajes nuevos,
seré malcriado pero bien vestido

como los aristócratas mancebos;
una cosita nada más le pido:
¡no me quiera, por Dios, cortar los güevos!




 
Donde Lufloro Panadero convida a una tú poética a practicar el sabroso oficio de la carne antes de que el payaso nos cargue a todos


Húmeda mía vayas donde vayas,
dulce motivo de mis erecciones,
causante de mis muchas adicciones,
lugar en donde libro mis batallas;

escúchame: si de repente estallas
en pánico, si pálida te pones
por las del fin del mundo predicciones,
no creas lo que dicen de los mayas.

Puede que el porvenir no sea tan grave,
o que al juicio final conmigo acudas,
o todo siga igual. Nadie lo sabe.

Mejor dame de ti, si te desnudas;
volemos, aunque el mundo no se acabe;
hagamos el amor, por si las dudas.

2 comentarios:

  1. Este Lufloro Panadero de pocas nachas, sí que se las trae.

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  2. Jajaja nunca había leído tanto con la poesia, la frase de " no paraguas ". me volcó de risa

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