La primera vez que tuve noticia
de este joven poeta fue gracias a un contacto de Facebook,
quien publicó un enlace donde se ofrecían algunos de sus poemas.
Se trataba de la Foja de Poesía
No. 309 de la Revista
electrónica de literatura, Círculo de
Poesía. Me sentí identificado con el tono
de la obra, y esto me llevó a indagar más sobre el autor. Así encontré, gracias al buscador, otras
publicaciones en Punto de Partida, Periódico de Poesía y la revista Este
País.
El siguiente paso fue enviarle
una “solicitud de amistad” a su cuenta de Facebook, la cual fue correspondida con inmediatez.
Luis Flores Romero comenzó a
compartir poesía burlesca en esta red social bajo el nombre de Lufloro Panadero,
la cual yo disfrutaba tanto por la estructura como por el léxico desenfadado,
coloquial.
Hace algunos días contacté por
mensaje privado al autor para ofrecerle que recopilara los textos que había
dado a conocer en el último lapso, con el propósito de publicarlos en esta
bitácora. Aceptó generosamente.
“Sucede que de un tiempo para
acá me han dado ganas de escribir poesía burlesca y creo que el FB se presta
para compartirla”, fueron sus palabras. “Estaban en mi mente los sonetos
jocosos de Quevedo y los de Salvador Novo y el deseo de escribir no tomándome
en serio la escritura”, agregó en otra parte de la conversación.
Podría llenar de epítetos la
poesía de Luis Flores Romero, pero prefiero que sea él quien hable por medio de
ella.
Luis
Flores Romero nació en la Ciudad de México en 1987. Estudió Letras Hispánicas
en la UNAM. En 2009 obtuvo el premio de poesía joven Jaime Reyes, que otorga la
Universidad Autónoma de la Ciudad de México, con el libro Gris urbano y en 2010 el primer lugar en el concurso de poesía Punto de Partida que convoca la Universidad
Nacional Autónoma de México. Becario de la Fundación para las Letras Mexicanas
durante los períodos 2010-2011 y 2011-2012.
Donde
Lufloro Panadero descarga su ira contra un bastardo que le bajó a su tú poética
Oh tú, dichoso, que me pedaleas
la más encantadora de las
bicis,
la que es hierba de olor, de
signo piscis,
la envidiada por guapas y por
feas.
Me quemo el alma si le
coqueteas,
al ver que la seduces entro en
crisis,
me salen canas verdes, me da
tisis
y escupo mi dolor: ¡maldito
seas!
Que no la puedas ver más que en
los martes,
que te choque su voz, que no te
guste
ni en pantalón, ni en licra, ni
en enaguas;
que de sus besos en seguida te
hartes,
que si le dices “te amo”, ella
se asuste;
y si quiere folgar, tú no
paraguas.
Donde
Lufloro Panadero describe los vicios y las tentativas de un miserable colega
suyo
Ya cuánto tiempo ha
transcurrido, cuánto,
y él sigue aquí: pendiente,
descontento,
calentando la pluma y el
asiento;
para la graduación le falta
tanto.
La Facultad se le hace un
desencanto,
de créditos tendrá poco por ciento,
inscribe extraordinarios, va
muy lento;
¡ayúdale a pasar, Diosito
santo!
Su plan era vivir del
alcoholismo,
ser practicante del
valemadrismo,
y así ha pasado otoño tras
otoño.
Ahora está deseando ser un ñoño
y en sus tareas ser puntual y
dócil;
pero es muy tarde ya: se ha
vuelto un fósil.
Donde
Lufloro Panadero alaba la lengua sajona, la conveniencia del estudio y se
precave de caer en la zafiedad
Adiós, clase de inglés del Harmon Hall
que fuiste grata pero no
barata.
La lengua anglosajona es una
lata:
no se me pega ni con resistol.
I didn't learn the phrasal verbs, at
all.
The speaking naturally me maltrata,
y porque la gramática me mata
it’s better be outgoing in español.
Aunque me voy del curso
tristemente,
después he de volver, se los
prometo,
me esforzaré para limpiar mi
mente
y entender ese idioma por
completo,
pues no quiero sentirme
incompetente
y nadie quiere ser un Peña
Nieto.
Donde
Lufloro Panadero demuestra indignación por los bienaventurados que logran una
Ella
¿Qué hicieron los que están con
las hermosas?
¿Será que son astutos? ¿Son
poetas?
¿Son narcos de lujosas
camionetas?
¿O acaso son de carnes
musculosas?
¿Las ganaron tal vez con lujuriosas
palabras o con fórmulas
secretas?
¿O tienen mucha lana en sus
tarjetas?
¿O solamente enormes son sus
cosas?
Bonifacianamente me acrisola
mirarlas, y al mirarlas me
abochorno:
hay demasiada flor en una sola,
y yo ni las estoy, ni las
soborno;
mi anhelo mujeril se encaracola
y triste vuelvo a casa y veo
porno.
Donde
Lufloro Panadero convida a cualquier tú poético para ir a una trasnacional
He vuelto a comprobar que lo
sabroso
de estar en Starbucks es el vasito,
el cual lleva tu nombre mal
escrito,
y todo lo demás es un acoso.
Si te quieres sentir menos
mugroso,
si quisieras pasar por erudito,
vamos al Starbucks, que yo te invito
–pero déjame ahorrar, que es
muy costoso–.
Ya estando en el café, todo lo
apático
se te ha de ir, igual que los
bostezos;
y si llevas laptop, entonces sácala
y siéntete escritor
aristocrático
mientras disfrutas por
cincuenta pesos
un pésimo café que sabe a
guácala.
Donde
Lufloro Panadero comenta la dicha que le aconteció en transporte público y de
su actual desventura
De San Antonio Abad a Chabacano
mi boca te encontró, no me la
creo,
besarte fue mi rítmico trofeo,
incluso hasta pensé meterte
mano.
Ahora que ese tiempo es ya lejano,
siempre besar contigo es mi
deseo,
qué importa si eres fea o si
soy feo:
si tú serás mi sapa, yo tu
rano.
Y dije: quiera Dios, quiera el
chofer
que el metro se detenga un par
de meses
para que tú me beses muchas
veces;
pero no sucedió. Qué triste es
ver
que antes mi boca descubrió tu
hechizo
y ahora está tragando un vil
chorizo.
Donde
Lufloro Panadero opina sobre los vicios y virtudes que le avienen a una tú
poética al cumplir sus 25 años
Por su cuarto de siglo usted se
agüita,
le angustia el calendario, le
da susto
que su felicidad, su amor, su
busto
se estén viniendo abajo desde
ahorita.
Quizás con maquillaje usted
evita
los años, pues le causará
disgusto
si aquella perversión del
tiempo injusto
le viene a despojar lo
señorita.
Usted de todos modos tendrá esa
frutalidad tan suyamente
impresa
que día a día crece y la
mejora.
Señora, no se indigne del
futuro;
la seguirán tuteando, se lo
juro;
no le hablarán de usted ni de
señora.
Donde
Lufloro Panadero escribe, por encargo, unos versos que hablan sobre su escaso
conocimiento Buddha o Buda
Un soneto que verse sobre
Buddha
me manda hacer el túiter, y yo
accedo
aunque apenas del tema sepa un
bledo
y al escribir su nombre tenga
duda.
Si una musa oriental viene a mi
ayuda,
tal vez pueda salir de tal
enredo;
y, si no viene, qué carajos
puedo
sino sentir mi lira seca y
muda.
Pues yo, guadalupano, San
Judito,
del budismo no entiendo y
necesito
saber alguna rápida enseñanza
y así poder improvisar. Lo
admito:
de Buddha yo no sé más que la
usanza
de ser feliz rascándole la
panza.
Viernes
de pornosoneto. Lufloro Panadero comenzó el 2013 escribiendo puras vulgaridades
Yo sí te quiero cucharear,
sabrosa,
y compartirte mi morir pequeño;
lo sé, soy un vulgar, yo sí te
preño
aunque no me toleres la
lactosa.
Por ti mi situación está
filosa,
por ti soy un gigante y soy
tuleño,
soy un libidinoso brasileño
que cuando ve tus carnes dice: nossa!
Si sabes que mayonesar intento
la generosidad de tus jamones,
¿por qué te pones de mosquita
muerta?
Fuera mejor que afines mi
instrumento,
lo toques y después te
desentones;
verguiparado yo, tú
pierniabierta.
Lufloro
Panadero se disculpa por su andrajosa vestimenta y porque teme las represalias
de una tú poética
Perdón, excelentísima muchacha,
por no poder vestir con ropa
fina;
yo sé que el pantalón no me
combina
y se me cae, pues tengo poca
nacha.
Sé que siempre me visto en pura
facha,
que el suéter con mis tenis
desafina;
pandroso soy, discúlpeme,
Karina,
déjeme remediarlo, no sea
gacha.
De corazón, estoy arrepentido;
juro que compraré ropajes
nuevos,
seré malcriado pero bien
vestido
como los aristócratas mancebos;
una cosita nada más le pido:
¡no me quiera, por Dios, cortar
los güevos!
Húmeda mía vayas donde vayas,
Donde
Lufloro Panadero convida a una tú poética a practicar el sabroso oficio de la
carne antes de que el payaso nos cargue a todos
Húmeda mía vayas donde vayas,
dulce motivo de mis erecciones,
causante de mis muchas
adicciones,
lugar en donde libro mis batallas;
escúchame: si de repente
estallas
en pánico, si pálida te pones
por las del fin del mundo
predicciones,
no creas lo que dicen de los
mayas.
Puede que el porvenir no sea
tan grave,
o que al juicio final conmigo
acudas,
o todo siga igual. Nadie lo
sabe.
Mejor dame de ti, si te
desnudas;
volemos, aunque el mundo no se
acabe;
hagamos el amor, por si las
dudas.
Este Lufloro Panadero de pocas nachas, sí que se las trae.
ResponderEliminarJajaja nunca había leído tanto con la poesia, la frase de " no paraguas ". me volcó de risa
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