I.
El
epigrama es una forma que surgió en Grecia y cuya esencia se manifiesta en su etimología: inscripción. Originalmente se trataba de epitafios,
inscripciones sepulcrales que se grababan en piedra.
El
escritor hispanorromano Marco Valerio Marcial consolidó el género en la Antigua
Roma.
En
español la forma predilecta de los poetas para escribir epigramas ha sido la
cuarteta o redondilla, una estrofa de cuatro versos octosílabos.
Quizá
la definición más conocida del género sea aquella versión castellana de un
epigrama latino de Juan de Iriarte (1702-1771):
A
la abeja semejante,
para
que cause placer,
el
epigrama ha de ser
pequeño,
dulce y punzante.
Grandes
ingenios de nuestra lengua como Francisco de Quevedo, Luis de Góngora y Félix Lope
de Vega se valieron del epigrama para zaherir a sus adversarios.
Entre
los autores mexicanos que lo ensayaron con éxito destacan José Juan Tablada y
Salvador Novo.
II.
La
pérdida de la autoría en textos que disponen de elementos cercanos a la
sensibilidad popular, es un fenómeno común. Tal es el ejemplo de algunas
canciones que se vuelven parte del dominio público —“demonio público”, como lo
definiera Efraín Huerta en sus Poemínimos.
Las
características del epigrama —a decir el tono y la estructura— facilitan su
memorización y la posterior transmisión.
Durante
la lectura localicé una cuarteta escatológico-burlesca donde el “ojo del culo” —aquél
al que aludiera Quevedo en su texto Gracias
y desgracias del ojo del culo— desempeña un “papel” fundamental.
Lo
que llama la atención de dicho texto —además de su sentido— es la atribución a
tres autores, preponderando las diferencias entre las versiones¹.
III.
En
la página 58 de su libro Pancho Liguori.
Presencia de un poeta en el mundo del humor, correspondiente al escritor duranguense
José Francisco Elizondo (1880-1943), quien bajo los seudónimos de Kien y Pepe Nava trascendió el periodismo escrito humorístico en México
durante la primera parte del siglo XX, el autor Fernando Díez de Urdanivia le
atribuye este epigrama:
Ando
buscando un papel
para
limpiar mis despojos;
tengo
abiertos los tres ojos
y
no puedo dar con él.
Otro
“profundo” conocedor de la cultura popular mexicana, Armando Jiménez, El gallito inglés, en la sección “Grafitos
en los comunes” de su celebérrima Picardía
mexicana (página 136), ofrece el texto citado con ligeras variantes:
Alberto
Ituarte, otro repentista, de la generación antepasada, que también las improvisaba
al vuelo, pasó cierta vez en una cantina, por difícil trance. Separado de sus
amigos por un delgado muro que dividía la barra en que ellos se encontraban,
del servicio sanitario en que él estaba, buscóse un papel cualquiera en los
bolsillos, y no hallándolo les dirigió la siguiente imploración, que oyeron sus
compañeros como venida del otro mundo:
En
vano busco un papel
para
limpiar mis despojos:
tengo
abiertos los tres ojos
y
no puedo dar con él.
Sin
embargo, acaso haya que remitirse a la referencia más antigua para dilucidar la
cuestión: el poeta potosino Manuel José Othón (1858-1906).
En
el primer tomo de las Obras completas de Manuel
José Othón publicadas por el Fondo de
Cultura Económica, en la colección Letras
mexicanas, el compilador Joaquín Antonio Peñalosa recoge en el tercer
apartado de la “Poesía no coleccionada y sin fecha” (pág. 547):
Ando
buscando un papel
para
limpiar mis despojos;
traigo
abiertos mis tres ojos
no
puedo dar con él.
El
propio Peñalosa agrega una nota al pie de página: “Recogido por Jesús Medina
Romero en su Anecdotario potosino
(San Luis Potosí, Talleres Al Libro Mayor, 1989, p. 165). Otra prueba de la
facilidad de Othón para improvisar epigramas —tal como lo hizo desde 1875,
cuando frisaba en los 17 años–, es esta anécdota que el poeta, urgido de ir al
retrete, comenzó a buscar algo en los cajones del armario. ¿Qué es lo que
haces, Manuel?, preguntó uno de sus amigos; en el acto contestó con el versillo.”
_____
¹
Gabriel Zaid en su Ómnibus de poesía
mexicana recoge la misma versión de Jiménez en la sección 12. Letras de
letrina (página 314) que pertenece al apartado XII: Poesía burlesca (siglo xx).
Fernando
Díez de Urdanivia, Pancho Liguori.
Presencia de un poeta en el mundo del humor, Estudio Histórico y Antología,
LUZAM, 2009.
Armando
Jiménez, Picardía Mexicana, 143ª
edición, Editorial Diana, México, 2008.
Manuel
José Othón, Obras completas Tomo I,
compilación de Joaquín Antonio Peñalosa, México, Fondo de Cultura Económica,
1997.
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