Leandro
Fernández de Moratín (1760-1828). Nació en Madrid y murió en París. Poeta y
dramaturgo español, hijo del también poeta, dramaturgo y abogado, Nicolás
Fernández de Moratín (1737-1780) —el escritor madrileño, Ramón de Mesonero
Romanos refiere que “la mejor obra de Nicolás Fernández de Moratín había sido
su hijo, Leandro”. Es considerado como el autor teatral más destacado del Siglo
XVIII en España. Asimismo, escribió epístolas, sonetos, sátiras, romances,
epigramas..., y tradujo nueve odas de Horacio.
A
un escritor desventurado, cuyo libro nadie quiso comprar
En un cartelón leí,
que tu obrilla baladí
La vende Navamorcuende...
No has de decir que la vende;
sino que la tiene allí.
A
un comerciante que puso en su casa una estatua de Mercurio
Si al decorar tus salones,
Fanio, a Mercurio prefieres,
tienes a fe mil razones:
que es dios de los mercaderes,
y también de los ladrones.
A
Gerongio
Pobre Geroncio, a mi ver
tu locura es singular:
¿quién te mete a censurar
lo que no sabes leer?
A
Pedancio
Tu crítica majadera
de los dramas que escribí,
Pedancio, poco me altera;
más pesadumbre tuviera
si te gustaran a ti.
A
Pedancio, autor de una obra en que le ayudaban varios amigos
Pedancio, a los botarates
que te ayudan en tus obras,
no los mimes ni los trates;
tú te bastas y te sobras
para escribir disparates.
A
un mal bicho
¿Veis esa repugnante criatura,
chato, pelón, sin dientes, estevado,
gangoso, y sucio, y tuerto, y
jorobado?
Pues lo peor que tiene es la
figura.
Inscripción
Para
una estatua de la Farmacia
A la ciencia de Hipócrates
unida,
dilata los instantes de la
vida.
xvr
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