Homenaje a Raúl Parra (1958-2008).
Soy de un pueblo
de Guerrero
donde, al lado,
atrás,
enfrente
de los billares
y el templo,
huele a meados
y cerveza,
pero las más
de las veces
huele a heces
de cuche
y cristianos
guerrerenses.
Patriochiquero.
El poeta y narrador, Raúl Parra, nació en
Tecpan de Galeana, Guerrero, en 1958, y murió en la Ciudad de México en 2008.
El rescate y la publicación de su obra se deben a Carlos López de la Editorial Praxis.
Francisco Trejo en Los coleópteros enfebrecidos, Muestra de poesía universitaria de la
UACM (págs. 17-19), escribe:
Este libro, además de ser una
muestra de poesía universitaria, es también un homenaje a Raúl Parra
(1958-2008), poeta y narrador, ganador del Premio Nacional de Poesía Alí
Chumacero 1999. Su obra y su personalidad se resumen en los siguientes libros: Para que un poeta lo escriba en la pared de
un baño público, La muerte sobre la muerte, Poemas de la carne, ¡Hojas, Petra!
Poenotas y Narranadas y, póstumamente, Párrafos,
parrafitos y unas crónicas, todos ellos publicados por Editorial Praxis.
Las personas que conocieron a
Raúl Parra concuerdan que era un hombre sumamente inteligente y dotado de un
gran sentido del humor. “Parra usaba el cabello largo y había perdido sus dos
piernas y un brazo; pero, a pesar de ello, tenía la capacidad de burlarse de sí
mismo diciendo que era afortunado por ser uno dentro de un millón de personas
con la enfermedad que lo iba degradando”. Comenta José P. Serrato, su alumno,
por medio de quien conocí la obra de este poeta guerrerense. Una muestra del
humor de Parra ante su enfermedad es el siguiente poema autobiográfico:
Símil
Mi coche
como mi vida
se está cayendo a pedazos
Sin duda, la obra de Parra,
escrita con pulso irreverente, merece ser leída y discutida. Este poeta dejó
escuela y abrió las puertas de la creación en las diversas generaciones de sus
talleres. La principal razón por la que me atrajo la poesía de Parra es su
profunda madurez de pensamiento. Este tipo de poesía está libre de adornos y se
limita a plasmar el pensamiento a través de la brevedad. En su libro ¡Hojas, Petra! Poenotas y Narranadas, Raúl Parra nos muestra su arte poética en
una poenota: “La vida es breve, mi poesía más”. Su obra apuesta por las formas
breves, lo que hace del autor un sujeto inteligente que exige a sus lectores
complicidad y capacidad de entendimiento. [...]
La poesía desnuda es lo que
buscó Parra en la brevedad de sus poemas que logran una enorme contundencia. No
es necesario extenderse para proponer algo; un buen poema puede decir muchas
cosas en unos cuantos versos, puede sacudir al lector y derrumbarlo en una
alfombra de sentimientos.
Parra es un poeta cuasi
desconocido, un poeta de culto que ha dejado una estela y una visión de la
poesía digna de reflexionarse. Este homenaje es una invitación a su lectura.
Asimismo, Lázaro Tello Pedró
redactó este texto esclarecedor sobre el autor, que empleo como preámbulo a la
selección:
Raúl Parra: escritor mínimo y
escritor de la carne
La obra de Raúl Parra entra
en el calificativo de mínima. Su máxima es “La vida es breve, mi poesía más”.
Cuando se le preguntaba el porqué del género corto, Parra contestaba que al
tratar de escribir un texto más allá de la cuartilla, éste se le malogra, y
queda con esa inconsistencia comparada a la de un pan, cuyo exterior está
cocido, pero con el interior aún crudo. A
diferencia de las novelas que necesitan un cinturón enorme para contener y delimitar
su universo, el cuento y la poesía gozan de mayor libertad: no hay peso de
suntuosos collares ni de indumentaria innecesaria. Y aunque haya muchos que
ornamentan la poesía y el cuento, Parra la trabaja desnuda. (
Es a partir de su segunda obra, Para que un poeta lo
escriba en la pared de un baño público, que nos reafirma lo breve. Quiero
decir aquí algunas cosas acerca del título, que para algunos es poco
afortunado. Usar un título larguísimo, incluso más que muchos de sus poemas, es
una crítica para quienes creen que en la extensión está lo literario y que con
dos líneas no se puede hacer literatura. Además, el título es una referencia a
uno de los aspectos que Parra utilizará a lo largo de su obra: la urbanidad;
sin embargo, decir que Parra es un poeta urbano o un poeta de la calle es
amputarle un miembro a su cuerpo y a su poesía, que no sólo se ubica en la
Ciudad de México, sino que también sucede en algunos parajes de su natal
Guerrero.
El haikú, el dístico y el epigrama son los contenedores perfectos
para la labor de lo minúsculo; sin embargo, a Parra, el haikú no parece
servirle del todo, aunque tenga aciertos. En cambio el dístico, que Ennio ya
utilizaba como epigrama desde la época romana, (
se acomoda perfectamente a la poética de Parra:
Al modo de don Julio
La perdición de los sabios
son las asnitas mujeres. (
“Reclamo místico” es uno de sus mejores epigramas, por la
agudeza del humor, su precisión en el lenguaje y su vigencia. En este texto se
le demanda a Dios ¿Dónde está la mujer decente y cachonda, detrás de qué taza
de café se oculta dibujando vergas exquisitamente ornamentadas en su mantelito
de papel?, ¿En qué baño antiséptico estampa su vulvita monográfica? ( La obra de Parra apunta hacia el sarcasmo y la
burla, muchas veces incluyéndose a sí mismo.
Una extraña enfermedad llamada Buerger (tromboangeítis
obliterante) obstruye la correcta circulación de la sangre, ocasionando la
necesidad de amputar dedos, piernas y brazos. En el periodo final de su vida,
Parra anduvo sobre silla de ruedas, sin dos piernas y un brazo. A esta
tragedia, el poeta responde con humor y admite tener la fortuna de ser uno
entre millones con ese mal ocasionado por su fuerte adicción al tabaco. Una de
las funciones de la literatura es tamizar las experiencias para quien escribe:
Cuando tenía patas,
era tachado de vago
caliente y vil;
ahora que ya no las tengo
y que ruedo en silla de ruedas mis erratas,
me dicen el Hot Wheel (
Para un hombre que se iba acortando de tamaño, su
literatura se dirigía con fuerza hacia lo breve. Una de las características de
la brevedad es que permite lo lúdico en la escritura. Y más que permitir, me
parece que es una necesidad. En la escritura brevísima no hay tiempo para
desarrollar personajes, así que se utilizan los estereotipos o los personajes
históricos y las frases hechas. Parra utiliza la antiquísima respuesta
socrática y construye:
Sócrates después de coger
Ella: ¿Me amas?
Él: Yo sólo sé que no sé nada. (
Esta inclinación hacia el juego cae hasta el grado de
aventurarse con una sola palabra. Francisco Hernández, en su poemario Oscura
coincidencia, tiene el mérito de haber conseguido armar un poema con una
sola palabra.
Amortajados
amor
taja
dos (
Parra, ayudado del calambur,
escribe:
Los tres pasos de don Juan
Con ella
Contacto
Con ella
Con tacto
Con ella
Contactó (
Y a todo esto ¿quién es Raúl Parra? Parra es un escritor
que nació en 1958 en Tecpan de Galeana, Guerrero, y es el ejemplo del manejo de
dos géneros que constituyen a un mismo escritor. Desde su primera publicación, Archipiélago
Carnal, nos adelantó que trabajaría la prosa y el verso. Tiene del poeta la
mirada y del narrador el olfato, para ponerlo en términos
sensoriales. Oliverio Girondo, en su libro Espantapájaros, nos habla de
la transmigración, arte que consiste en mudar el alma de un cuerpo a otro para
apreciar el mundo desde la mejor perspectiva: “una cosa es mirar el mar desde
la playa, otra contemplarlo con unos ojos de cangrejo”. Parra parece haber tomado lección:
No moriré aún
todavía no te he contado mi infancia
cuando mi abuelo ciego ya
me montaba en su burra
y recorríamos con los ojos del animal
las imágenes perdidas del viejo (.
Desde sus primeros cuatro textos narrativos aparecidos en
Archipiélago Carnal, Parra ya utiliza las palabras coloquiales y
comunes, siempre buscando lo informal, pues creía que uno de los males en las
letras mexicanas era el exceso de solemnidad.
El poeta español Juan Carlos Mestre dice en entrevista
que los límites de la poesía están en las posibilidades de la imaginación; así
que la comparación “densa como un flan derretido en la banqueta” resulta
válida, no por el carácter convincente o real de la banqueta o el flan, sino
porque la imaginación lo posibilita. Podemos hablar entonces de la metáfora de
vehículo coloquial, que parte de cualquier hecho considerado cotidiano. Parra
evita el rodeo: “Yo solo quiero decir / hoy tengo ganas de decir / tengo el
corazón tirante como una liga a punto de romperse”. (
No hay adorno, sino poesía llana, o en sus palabras: poesía desnuda. Otra de
las características de su informalidad es el uso de las “malas palabras” en su
discurso, palabras como madrear, carajos, pendejos y chingadas aparecen sin
ningún signo de autocensura.
Parra por él mismo
¿Cómo se califica a sí mismo en su poesía? Parra es la
bestezuela enferma alimentada por la conciencia y ternura de su madre, es un
animal rumiante de palabritas de amor, un cabeza dura, un chorlito, un tipo con
el cerebro en los huevos y cuyos pensamientos no caben en ninguna parte,
salvo en la estrecha humedad de una vagina. El carácter autobiográfico en su
poesía es dominante. En el relato “Tarzán”, su pareja le pregunta si quiere
tener un hijo. Parra evade la pregunta con el gesto que lo ha salvado siempre:
su sonrisa. Cuando lo visitan, las mujeres caminan de puntitas para no tocar el
infierno en el que vive. Aquí su autorretrato, donde nos muestra el carácter
visceral de su poesía.
Autorretrato
Luminoso de las tripas
oscuro de la sesera (
En “Soliloquio”, el poema más largo que tiene, no le da
miedo mostrarse por completo, aunque esté presente el riesgo latente de caer en
lo cursi y en el sentimentalismo. Culpa a Sabines y a Huidobro por haberles
hecho adentrarse en el terreno de lo poético. Vivía tan tranquilo sin la poesía
y ahora lo vemos allí, con la cabeza llena de mar y las palabras llenas de
hormonas. (
Es así que entramos en el terreno de su poética. Parra
tiene varios poemas donde habla del oficio de escribir y nos muestra, por un
lado, que escribir es un acto hacia la libertad. ¿Quién puede sujetar o
contener el acto de escribir del otro? Escribir es una maldición, es la
maldición tuya, mía, de todos. Con la garganta hinchada como un sapo, arrojamos
las palabras al mundo, causando peste y enfermedad. (
Surge así la inevitable pregunta que hace tumbos en su cabeza: ¿quién da la voz
y quién la autoriza?
Su labor literaria no sólo se concentra en sus libros.
Raúl Parra fue profesor de literatura por poco más de veinte años en la
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM e impartió talleres de
creación literaria en la Casa del Lago de Chapultepec. Esta labor como profesor
ha contribuido a la creación de una fila de escritores de alta calidad, poetas
y narradores que actualmente participan activamente en la literatura.
La carne como fijación
El poeta serio y solemne, frente al corte de carne, saca
su instrumentación y corta delicadamente con el cuchillo, clava el tenedor y se
lo lleva a la boca; termina la acción limpiándose con un pañuelo blanquísimo.
Parra no necesita de instrumentos innecesarios y se hace de la carne
directamente con la boca y las manos. Todos los ejercicios de la boca se hacen
patentes: morder, masticar, chupar, sorber las tripas, la pulpa del durazno,
los tuétanos, la médula.
La boca es la privilegiada y toda la carga satisfactoria
está en ella. Si Neruda dice: “tu pecho de pan, alto de clima”, Parra se devora
ese pan. El amor en Parra es un sabor al que se le quita la coraza; es diente y
mordedura; es tragar, comer, masticar, chupar, regurgitar la carroña, la pulpa,
el papel maché y el engrudo; son los santos óleos que se otorgan de boca en
boca o el beso que brinca de una a una. Incluso, el acto de comer cae en la
antropofagia. Parra recomienda comerse a los amores muertos y hacer como el
lagarto, que antes de comer a sus presas las deja reblandecer sobre el humus de
la tierra. Así se elabora un rito, cuyo fin es la confección de un collar que
protegerá como un escudo cuando se salga a cazar en las noches de luna. ( Todo se convierte en un acto con la boca, hasta
el amor hacia la madre se transforma en un goce bucal: “Mi madre me gusta como
me gusta mi cigarro / o el sabor de tu boca cuando acabas de fumar” (
Orgasmo y muerte
son condiciones recíprocas, y gracias al erotismo en el orgasmo cabe la muerte.
Evangelis
Alégrate, alégrate, me dices
mi buena muerte viene (
Podemos resumir orgasmo y muerte en el acto de matar a
una mosca que mientras goza de una miga de pan, mientras saborea una gota de
miel o una cagarruta de perro, muere de un solo golpe, quedando perdida y
aplastada entre sus manjares exquisitos. Esta cualidad de lo carnal hace que
Parra se cure de las musas. No atiende a los amores platónicos: “ni espíritus /
ni almas gemelas / simplemente tu carne” (. Y
aunque visita el lugar común de la piel blanca, decide hacerlo desde otra
blancura como la del arroz humeante y recién hervido. No sólo la carne, con
toda la implicación sexual que tiene, ocupa un lugar importante en su poesía,
se le suman los fluidos: la saliva, los orines, el sudor, la sangre menstrual.
La ciudad es personificada y adquiere la capacidad de las excrecencias:
En abril
Las citadinas jacarandas
manchan con el lila menstrual
su negro calzón de asfalto (
Fernando de Ita, en el prólogo de Para que un poeta lo
escriba en la pared de un baño público, decía que la voz ya estaba, y que
sólo faltaba alcanzar la redondez. ( Ésto sin
duda se alcanza en La muerte sobre la muerte y culmina en Párrafos,
parrafitos y unas crónicas, libro donde en cada texto se percibe un grado
de mayor de elaboración y donde el tono personal es mucho más definido. La
ubicación geográfica de los relatos y de la poesía de este libro están en
Guerrero y la Ciudad de México. Un teléfono público, la hilera de luces de los
postes eléctricos, los vagones del metro, el interior de un bar o de un
automóvil son los disparadores para su labor literaria.
La época más intensa de su vida la vivió dentro de un
hospital. Poemas de la carne, premio de poesía Alí Chumacero, es la obra
escrita dentro de este periodo. Raúl dice haber cambiado el enfoque de la
mirada, el erotismo es otro, de otra factura. Y es cierto, si en un principio
tenía que ser más directo y explícito, aquí hay un nuevo direccionamiento del
erotismo, se vale de imágenes importadas del mundo vegetal o animal para
calificar de otra manera lo que ha venido haciendo desde el principio de su
carrera poética.
Veinticuatro palabras
Ella soportó las piernas abiertas
y los labios benjamines
separados
para que yo
escuálido oso de luenga
lengua
pudiera sorber
las hormigas que bullían (
La infancia, que ocupa un lugar importante en la
narrativa de Parra, está permeada por el erotismo. En Párrafos, parrafitos y
unas crónicas, los relatos que abren el libro son contados por un niño.
Aquél niño que pregunta qué son esas cosas titilando en lo oscuro, éste que es
insultado por entrar en una habitación donde su prima se medía un sujetador
nuevo, ese otro que se maravilla de la belleza transexual de la vendedora de
Avón son el mismo niño de todos los relatos.
Su cualidad de breve lo convierte en el colmillo exacto
que rasga la carne. Parra escribe con libertad, con carácter lúdico, atendiendo
a las exigencias esenciales de lo breve: contundencia. Sus relatos gozan de
precisión y sustancia. En suma, la obra de Parra se nutre del humor, el
sarcasmo, la burla y el erotismo. Su fijación con la boca lo hace un poeta
carnal, no el romántico de besos, sino el agresivo de arrancamientos y
desgarres, y aunque Parra es un poeta carnal, nos entrega sólo la médula. Si
una de las funciones básicas de la literatura es el disfrute, leyendo a Parra
se cumple. Su cercanía lo hace universal. Ante una literatura que se dirige a
la academia o hacia los mismos colegas escritores, Parra es generoso y escribe
para sectores mucho más extensos y justo allí radica su grandeza.
__________
22 Parra, 2001, Pp. 12
Bibliografía
Praxis, 1992
Parra, Raúl, Párrafos,
parrafitos y unas crónicas, México, Editorial Praxis, 2009
Selección
(De Para
que un poeta lo escriba en la pared de un baño público)
Tu nombre me llena la boca
Tu nombre
me llena la boca de torrentes de agua fresca
desata
una tempestad de diccionarios
las
palabras naufragan
van a
la deriva
y en
silencio mueren en los oídos inútiles de los desamorados
Y
cuando pasas frente a mí
y
sonríes
y me
miras
las
navajas de tus labios rasgan las espirales de la soledad
y te
comes mis ojos con tus ojos
y me
dejas ciego de otras mujeres
y
deseos
Qué tristemente hermoso es
Qué
tristemente hermoso es
tiene
la desgracia de ser el botón
que
siempre
infinitamente
estará
a punto de reventar
para
escupirle al Sol sus pétalos negados
Esta
flor invertida
vecina
de la orquídea de Venus
es el
misterio
el
delicioso capullo de los coleópteros enfebrecidos
inconformes
que
depositan con furia entre carne dulcísima
y
anillos de seda
millones
de hombres muertos
Para que un poeta lo escriba en la pared
de un baño público
PUTO
el
que
no
me
lea
Epígrafe
Cada
nueva mujer
es la
nostalgia por la próxima
(De Poemas
de la carne)
El brillo de tu amor
En tu
bragadura
un
relámpago de carne
Rasgo
Mi
padre vive en mí
Yo en
mi hijo
El
infierno se hereda
Conclusión
Para José Ludlow
Mi alma
miente
mi
carne no
(De ¡Hojas,
Petra! Poenotas y narranadas)
Cogito, vergo sum.
Epitafio para un diabético
La vida
se le fue por el pito.
¡
De
chivito en precipicio
Poenota roja
¡Edipo
chingó a su padre!
Otra poenota roja
Lo
encontraron ahogado
en su
propia mierda
literaria
El coño
me @
Soy un
árbol,
al pie
del periférico,
al que
le nace un edificio.
Cicliastés
Vialidad
de vialidades,
todo es
vialidad.
Ahíto
Para Guillermo Valle
Estoy
enfermo de confort.
Mundo
Los
gusanos tienen
en la
mira
al
mundo de ojetes
que te
mira.
Dios te
salve, verga mía,
llena
eres de gracia.
Por
ella palpito.
Por
ella palpitó.
Por
ella, pal’pito.
La chaqueta nacional
Anoche
soñé
que
ganábamos
el
Mundial.
Latín vulgar
Tu
cunis quiere mi lingus.
En el poder
La
izquierda se ha vuelto siniestra;
la
derecha, diestra.
¿Y el
centro?
Permítame
su atención estimado(a) lector (a)
En el
principio fue el verbo.
En el
final es la verborrea.
México, 2000
Él:
¿Deseas un pan? Es gratis.
Ella:
Gracias. ¿Y el circo?
Él: Ése
sí te va a doler, pero te va a costar.
Soliloquio
Estoy
harto
HARTO
de
necesitarlas
de
contar a cada una de ustedes
mis
huesos uno a uno
Estoy
harto de escribir y describir el amor
mi amor
de que
me despedacen y se traguen mi vida por teléfono
Estoy
harto de ser un fantasma
YO
de que
me digan pendejo
te
quiero
me
gustas
no me
importa otro
te
necesito
manda a
la chingada
vete a
la chingada
te saco
de mi vida
no
estoy enojada contigo
eres un
cabrón
traté
de compartir contigo mis cosas
¿por
qué no dijiste nada?
te dejo
el campo libre
t quiero libre
Estoy
harto de ver fotografías
de
llorarle a los muertos
de que
me compartan
de
decir
de no
decir
de que
me corran
de mi
casa
de tu
casa
de los
ya no quiero verte
búscate
a otra
dame
tiempo
no
quiero compromisos
Estoy
harto de convencerte que eres sensual
que
quiero tu esqueleto
tus
pendejadas de clase
tus
discos rayados
la niña
enclenque de las fotografías
Estoy
harto de ser la imagen de tu padre
de tus
trágate esto
de
aceptarte en tu espacio
de no
tener espacio
Estoy
harto de que me digas que soy dramático
de que
no quieras compartir tu muerte
si de
todas maneras te vas a morir
y yo
también
y todos
nos vamos a morir
y si no
lo aceptas
te vas
a morir
pero
más pinchemente
Estoy
harto de los aquí no ha pasado nada
de
largarme a las dos de la mañana
de
morder la Luna a solas
de
lamer el rocío de los prados
el vaho
de los borrachos como yo
las
miasmas de los perros
de cargarte
los muebles
de
cargarte tus romances y amantes
de tus
no tengo amantes
si
amantes son los que me aman y no hago el amor con ellos
de tus
¿por qué le hablaste?
de tus
te necesito
de
acudir cuando me necesitas
de que
me exijas mi libertad
y no
tengas la tuya
Estoy
harto de que me digan que soy niño
y jugar
a las escondidas
de que
me digan deshonesto
y me
roben tu tiempo
mi
tiempo
de
satisfacer vanidades
de
traicionar a mis amigos
de
traicionarme
Estoy
harto
de que
cuando quiero hablar y decir la verdad
me
convenzan de que la verdad es otra
de
curar
angustias
cuando lo que quiero
es
que curen las mías
Estoy
harto de saber que todo es ya nada
de que
las palabras no sean más que eso
unas
letras escritas o pronunciadas
un
absurdo
un
signo
Estoy
harto de que ni tú ni tú pidan pidieran nada
del
lenguaje sin palabras
de no
buscar lo que quiero
que del
cielo me caigan las oportunidades
Estoy
harto de que no comprendan lo que digo
yo te
lo he dicho
a ti también
que
quiero tu piel
tus
cicatrices
tu
sangre
tu
hambre
tus
mendrugos de caricias
Estoy
harto
de amarte
y
también a ti
y de
que no me crean
que las
dos me sean necesarias
de no
poder mandar a la chingada a ninguna
y no
aceptar a una sola
de que
se encabronen al leer esto
de
escribir esto encabronado
jodido
traicionado
jodiendo
traicionando
conjugando
conjurando
Estoy
harto de sus echarme a la calle
de sus
no hacer el amor
de mi
verga y almas solitarias
Estoy
harto por quererme morir
por
ti
por ti
por mí
por pendejo
por todo
Estoy
harto de esperar una llamada
de sus
sueños
de mi
insomnio
Estoy
harto por no querer perderlas
y
porque ya las perdí
porque
no comprenderán esto
porque
yo no lo comprendo
porque
nadie lo comprende
por
haber llegado tarde
por
haber llegado
por
haber
por